Al otro lado del azul, o El mundo visto a través de los ojos de Juan Mayorga


No solo muy azul, intensamente arriesgada, original y, sobre todo, muy inteligente, es la nueva apuesta teatral de Juan Mayorga, cuya dramaturgia, sin abandonar unos parámetros reconocibles en cualquiera de sus creaciones, transita siempre por los terrenos de la innovación y la sorpresa. Al estreno de un nuevo texto de Mayorga se acude con la emocionada inquietud de quien no sabe qué se encontrará al disiparse el oscuro de escena, pero también con la justificada expectativa -o, más bien, certeza- de dirigirse a un encuentro único y muy especial, que difícilmente dejará indiferente.

Intensamente azules es una de esas piezas marcadas por el sello del autor, en su vertiente más vanguardista, filosófica, existencial... y jocoseria. La excusa argumental de este alucinado soliloquio escénico surge de una pregunta (no sabemos si con base biográfica) con ribetes de teatro del absurdo: ¿Qué ocurriría si viéramos el mundo a través de una gafas de natación graduadas, de color azul? Quizá lo más obvio es que nos rompiéramos la crisma contra cualquier esquina, pero nuestro dramaturgo madrileño, capaz de transformar en materia escénica la más nimia anécdota de la cotidianidad, construye un universo azul de puro juego y teatro, pleno de literatura y filosofía, imaginando unas gafas capaces de cambiar nuestra percepción de la realidad, que nos permiten comprender el misterioso universo cifrado de las matemáticas y la complejidad -no menos cifrada- de las máximas paradójicas de la filosofía de Schopenhauer (abundan los guiños autobiográficos en el texto).

Numerosas reflexiones de hondo sentido filosófico y existencial, expresadas siempre desde el distanciamiento que ofrece el humor y el aparente descreimiento cínico de quien juega a hacernos creer que estamos jugando, se vierten en un montaje, cuya dirección corre asimismo a cargo del autor, que tiene la virtud de combinar el protagonismo de la palabra con el del actor encargado de dar vida al intrincado universo mental de Mayorga. Protagonismo que el dramaturgo ha cedido a un comediante con la versatilidad y recursos de César Sarachu, con quien ya había trabajado en Reikiavik, cuya asombrosa capacidad histriónica, gestual y vocal lo convierten en el centro absoluto de atención y principal atractivo del montaje. No imaginamos otro actor más adecuado para representar este papel.  Los movimientos y maneras de este cómico formado en la escuela parisina de Jacques Lecoq, su intensa y frenética actividad en escena, llena de matices, ofrecen una singular mixtura entre el universo en blanco y negro de Buster Keaton (pintado en azul) y el humano desaliño humorístico de Woody Allen, referentes más que a propósito para esta historia de aires vanguardistas a lo Gómez de la Serna.

Más que adecuado también el planteamiento escenográfico del espectáculo, obra de Alejandro Andújar, que deja al descubierto la caja negra del escenario y concentra la atención en una plataforma enmarcada por una simple y efectiva línea luminosa azul que potencia la presencia de este color en la escena. La iluminación de Juan Gómez-Cornejo y los efectos musicales y sonoros de Jordi Francés contribuyen asimismo a crear la ambientación adecuada de esta nueva fantasmagoría teatral de Juan Mayorga, dirigida tanto a los sentidos como al intelecto.

Estrenada el pasado 10 de enero en la sala José Luis Alonso del Teatro de la Abadía, Intensamente azules permanecerá en cartel hasta el próximo 10 de febrero.

José Luis G. Subías

Fotos: Sergio Parra

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