Ramón Paso y los azotes "carnales" del ARTE


Anoche acudimos al siempre animado barrio madrileño de Malasaña para ver una de las dos nuevas producciones teatrales que en estos momentos la compañía PasoAzorín mantiene en escena, ambas a escasos metros: Las leyes de la relatividad aplicas a las relaciones sexuales, en el Teatro Lara; y Besarte, mimarte, follarte, en la Sala Intemperie, un espacio de reciente creación dirigido por Lorka Gasaosa y Gerard Iravedra.

Raras veces quedamos defraudados de nuestras salidas teatrales a esas múltiples salas alternativas que proliferan en la capital, heroicos reductos de iniciativa privada donde el teatro cobra forma y se hace vivo a pie de obra, impregnando de cultura el tejido social de las calles. Tan heroicos como las decenas de actores, dramaturgos, directores y otras gentes del teatro que, de forma prácticamente anónima, sostenidos por el precario (pero muy poderoso) alimento de su ilusión y el amor por la escena, han decidido hacer del ARTE su profesión, asumiendo los riesgos de un modo de vida tan apasionante como inestable. Sobre este trasfondo tan real como vivido nace la historia que Ramón Paso presenta en BesARTE, mimARTE, follARTE, donde un grupo de jóvenes artistas, a la espera de alcanzar sus sueños, conviven y trabajan en un bar ("Bruja"), entre besos, mimos y coitos, inmersos en un mundo del que no parecen poder -o querer- salir.

El amor, la ingenuidad, la frescura, la anorexia, el sexo, el alcohol, las drogas, las redes sociales o los selfis se dan cita en esta comedia de humor negro donde, con el irreverente desparpajo que caracteriza a las creaciones dramáticas de Ramón Paso, el también director de ese montaje construye, con vigorosas y certeras pinceladas, un fresco de nuestro tiempo marcadamente juvenil, en el que un trepidante y bien dosificado ritmo escénico (acompañado por las melodías ochenteras de Van Halen, Bob Seger, Kansas o Bowie) suple las limitaciones de una escena en la que el minimalismo se impone no solo como virtud, sino como necesidad. No se esfuerce el espectador en tratar de seguir el hilo argumental de la historia presentada; déjese llevar por las situaciones que se suceden y limítese a disfrutar de los guiños que su autor va esparciendo en cualquier parte del escenario, la multitud de detalles humorísticos y tragicómicos que dan cuenta del verdadero alcance del texto y el comportamiento de los personajes sobre la escena, trazados con una sutil línea capaz de presentarlos tanto como marionetas al arbitrio de la voluntad del dramaturgo como seres de absoluta realidad, tan vivos e (im)previsibles como nosotros mismos.

La compañía PasoAzorín mantiene vivo en este montaje uno de sus principales planteamientos escénicos, la "apuesta por una línea creativa transgresora, gamberra y actual, que busca radiografiar la esencia de nuestro tiempo, hacer una vivisección de los problemas del ser humano contemporáneo, en una apuesta por desentrañar las razones de la incomunicación, la soledad y los males endémicos de este experimento que llamamos sociedad". Y todo ello nos ofrece Ramón Paso, valiéndose de la imprescindible ayuda sobre el escenario de Ana Azorín Inés Kerzan -socias fundadoras de la compañía-, David Zarzo, Ángela Peirat, Jordi Millán, Ainhoa Quintana, Alicia Tomé, Marta Mangado y Javier Parra, la mayoría rostros habituales en sus montajes.

Estrenada el pasado 18 de enero en la Sala IntemperieBesARTE, mimARTE, follARTE permanecerá  en cartel de viernes a domingo, hasta el próximo 10 de febrero.

José Luis G. Subías


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