Del púlpito a la tribuna: cuando el teatro se viste de mitin


Ambiente de mitin se respiraba el pasado domingo en la Sala Margarita Xirgu del Teatro Español, con un público entregado, ansioso de digerir la ración de soma que, desde el santo oficio desacralizado en que se ha convertido hoy la escena de nuestro viejo Teatro del Príncipe, con toda seguridad pensaba recibiría. Quizá las galletas con que nos recibieron, a la entrada del teatro, tres amables señoritas ataviadas con el uniforme falangista de la Sección Femenina y una amplia sonrisa -que creí sincera-, llevaban en su interior ese filtro mágico que no tardó en hacer su efecto, pues quienes llenábamos la sala nos entregamos inmediatamente al divertido y desenfadado juego teatral que se desarrolló ante nuestros ojos, iniciado nada menos que con fragmentos del discurso inaugural de Falange Española pronunciado por José Antonio Primo de Rivera en el Teatro de la Comedia, en 1933.

No fue difícil situarnos en aquellos años previos a la Guerra Civil, como tampoco traspasar esta para adentrarnos, con La Sección, en un recorrido documental centrado en la fundación, desarrollo y extinción de la rama femenina de Falange, desde 1934 a 1977. Este recorrido, presentado en clave paródica, con una intencionalidad muy crítica, sirve para recordar y denunciar la situación de la mujer en la España franquista, centrando la atención en tres figuras femeninas claves de este período: Pilar Primo de Rivera (hermana de José Antonio e hija del dictador Miguel Primo de Rivera), Mercedes Sanz-Bachiller (viuda de Onésimo Redondo) y Carmen Polo (esposa de Franco), interpretadas respectivamente, en una excelente actuación, por Jessica BeldaManuela Rodríguez Roser Pujol, que dieron vida asimismo a otras mujeres anónimas en escena.

Carla Chillida dirige un texto sobre mujeres, interpretado por mujeres y escrito asimismo por dos mujeres, Ruth Sánchez González y Jessica Belda, cargado de intencionalidad política, en la línea del trabajo que A Tiro Hecho, "companya de teatre polític" dirigida por Chillida, ha realizado desde su fundación en Valencia en 2011. Nos hallamos ante la manifestación de un teatro político y de denuncia, nacido con voluntad de lucha ("actuar es salir a la batalla", ha dicho su directora), planteado como un sentido homenaje a la mujer desde una visión ginocéntrica del mundo. Es esta una obra cargada de un feminismo combativo, ligado a un ideario político afín a la República y de izquierdas, que alcanza su punto culminante en ese momento final del espectáculo en que una de las actrices canta al son de la guitarra, con la absoluta complicidad de un público que corea asimismo su himno, el "Gallo rojo, gallo negro" de Chicho Sánchez Ferlosio, y cuenta en voz alta el número de mujeres que han fallecido el pasado año por violencia de género, mientras las dos actrices restantes reparten octavillas en la sala, culminando una ceremonial catarsis con la que da fin esta fiesta panfletaria y mitinesca.

Dejando a un lado esta utilización de la escena con unos fines ajenos a nuestro interés (se trata de una concepción del teatro que respetamos, pero no compartimos), lo mejor de La Sección reside, a nuestros ojos, en el excelente trabajo teatral que pudimos apreciar. La obra está planteada en clave paródica, lo que permite disfrutar durante buena parte del espectáculo de inteligentes y divertidas escenas, construidas con buen gusto por una directora que sabe sin duda crear espacios escénicos y domina el ritmo dramático. Todo el protagonismo de esta tragicomedia con tintes de humor negro recae sobre las tres actrices que componen el reparto, que realizan un fantástico trabajo físico y vocal, en un permanente juego con el público que busca -y consigue- ganarse su complicidad. Con unos mínimos recursos escenográficos, consistentes en una serie de pantallas desplegables que sirven para proyectar sobre ellas distintas imágenes visuales (entre las que destacan los dibujos de Elías Taño), acompañados de una ambientación sonora que cumple su función, y un vestuario sugerente y efectivo, se consigue crear el ambiente de época requerido y unos indefinidos espacios capaces de transportarnos a cualquier lugar de aquel tiempo, donde lo importante es siempre la figura femenina, encarnada en los tres personajes que protagonizan la historia. Incluso se añade junto a estas un cuarto personaje en forma de marioneta; nada menos que Francisco Franco, el dictador, que servirá para ofrecer una rijosa caricatura burlesca de este.

Coproducida por A Tiro Hecho Teatro del Barrio, donde se estrenó en Madrid, en enero de 2017, es, en fin, La Sección obra muy a propósito para ser representada en el marco de un Teatro Español propiedad del Ayuntamiento de Madrid, que desde la nueva alcaldía iniciada en 2015 y el nombramiento, al año siguiente, de Carme Portaceli como directora del teatro de todos los madrileños, ha iniciado una política de activismo artístico manifestada en un teatro de corte político, reconocible en buena parte de los espectáculos programados.

José Luis G. Subías

Fotos: Teatro Español

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