Macberianos, la ejemplaridad necesaria del teatro escolar


Para el teatro se nace y al teatro se llega. No sabemos muy bien cuándo ni qué nos impulsa a ello. Sin embargo, hoy, que el arte escénico debe competir con otras muchas alternativas culturales y de ocio (con frecuencia más atractivas y de acceso más fácil e inmediato para los jóvenes), en una sociedad masificada donde estas se han multiplicado, es absolutamente necesario cultivar y alentar la afición por el teatro para que este sobreviva. Y el momento más adecuado para ello es la etapa de formación del individuo; aquella en la que este adquiere sus hábitos y aficiones. La actividad teatral debería estar presente en la escuela y en los institutos de enseñanza secundaria (no me atrevo a decir que de forma obligada, pues, al igual que en los afectos, no creo en ese concepto en lo relativo al conocimiento y al arte); sin embargo, el modo de llevar a la práctica este buen deseo no es tarea fácil. Solo la labor desinteresada de profesores movidos por el amor a una actividad artística en cuya utilidad y necesidad creen ha permitido que todavía hoy, en algunos centros, se siga haciendo teatro. Y en algunos casos, como el que hoy nos ocupa, con una dedicación y una trayectoria que nos permite hablar de verdaderos grupos de teatro, insertos en el circuito teatral aficionado.

Fundado durante el curso 2011-2012, en el IES Narcís Montutiol de la localidad madrileña de Parla, Macberianos es un ejemplo vivo de lo que puede llegar a lograrse con alumnos de secundaria cuando estos están guiados por la certera mano de quien ama lo que hace y cree en ello. No puede entenderse la existencia ni la continuidad de un proyecto de tal envergadura, que se ha convertido en una de las apuestas más fuertes del centro donde se lleva a cabo, sin la figura de Fernando Sánchez Calvo, su alma mater. Adaptador y director, solo o en compañía, de los ocho montajes realizados hasta la fecha por el grupo (La boda de los pequeños burgueses, Aquí no paga nadie, El inspector, La visita de la vieja dama, Luces de bohemia, Las brujas de Salem, Agosto, Sufragistas), muy alejados de cualquier concepción infantil del ejercicio teatral, este profesor de Lengua y Literatura que rechaza el protagonismo y valora por encima de todo el trabajo en equipo es mucho más que un "profe" que hace teatro en su tiempo libre. Hace unos días tuvimos la oportunidad de asistir a la representación de Sufragistas, el último montaje del grupo, en el salón de actos del IES Matemático Puig Adam, en Getafe, y comprobamos encantados la calidad del espectáculo ofrecido por una veintena de alumnos de Instituto, que se comportaban en escena con la actitud de un reparto homogéneo y fusionado por la maestría de quien es sin duda un verdadero director de teatro (mérito compartido en esta ocasión por la profesora Maribel Fernández Velilla-Sáenz, codirectora del montaje) y, como pudimos comprobar a consecuencia de una inesperada sustitución en escena, un actor de notables cualidades.

La obra elegida para este curso por Macberianos ha sido Sufragistas, un texto adaptado por el propio Sánchez Calvo (a esto se le llamaría hoy "dramaturgia") a partir de la película homónima de Sarah Gavron estrenada en 2015 y de un cómic publicado un año antes, dedicado a la sufragista Sally Heathcote (Sally Heathcote. Sufragista), obra  de Mary M. Talbot, Kate Charlesworth y Bryan Talbot, con una fuerte carga de compromiso en favor de los grupos sociales marginados y de un movimiento feminista iniciado con la reivindicación del voto para la mujer en la Inglaterra de finales del siglo XX y comienzos del XX. Esta elección manifiesta el talante de un grupo que no se arredra ante las dificultades y los retos, y la actitud inconformista -a juzgar por los títulos elegidos en sus siete años de trabajo- de quienes hacen del teatro una herramienta de indagación en la condición humana y de posicionamiento crítico ante la injusticia. Quizá excesiva complejidad, podría pensarse, para un público escolar y para actrices y actores cuya media de edad ronda los quince años. Pero, como afirma con acierto Sánchez Calvo, "¿quién dijo que Valle-Inclán, Arthur Miller, Bertold Brecht o Darío Fo escribieron solo pensando en personas adultas?". Y la verdad es que los premios recogidos por Macberianos en los últimos tres años avalan las palabras de quien ha sabido imprimir un sello de calidad a los montajes del grupo y, lo que es más importante, su amor por el teatro a unos adolescentes cuya seriedad sobre el escenario nos cautivó.
 
El montaje planteado por Maribel Fernández-Velilla y Ferdando Sánchez, como no podía ser de otro modo, tiende a un minimalismo escenográfico que suple con el ingenio la escasez de recursos técnicos, lógica en grupos de estas características. Aun así, el sencillo vestuario empleado transmite de forma realista el ambiente y la época en que se sitúa la acción; y un mínimo atrezo, consistente en unos barreños multiusos que, cambiando de posición, lo mismo sirven de tales como de asientos, mesas, mostradores o poyos donde subirse para ofrecer un discurso, así como unas perchas permanentes en escena, de las que penden algunos objetos y atuendos que serán empleados a lo largo de la representación, muestran la habilidad de quien sabe aprovechar el espacio de que se dispone y hacer de la necesidad virtud; algo imprescindible en cualquier comediante que se precie. Muestra de tal es la ingeniosa forma en que se sugiere un cuadro con la imagen del monarca inglés, poniéndose uno de los actores tras un marco hueco, ataviado con una banda azul y el necesario rostro de circunstancia; o la versatilidad de una perchas capaces de convertirse en amenazantes lanzas que apuntan a la multitud. No desdeñan asimismo los directores la utilización de la música (un pop británico cargado de fuerza, en el que puede reconocerse a Sex Pistols, David Bowie o Pink Floyd) para ambientar y dar vida a una acción densa que, de no ser así, correría el peligro de terminar aburriendo a un público, no lo olvidemos, de edad similar a la de los actores. Encomiables son las partes cantadas por estos -especialmente algunas actrices- que manifiestan unas extraordinarias dotes para el canto y la actuación. Cerca de una veintena, como señalábamos, coinciden sobre el escenario; y entre un elenco tan numeroso, que ha aprendido a trabajar como un sólido equipo y realiza, en conjunto, un excelente trabajo, varios de los intérpretes apuntan muy buenas maneras y dan al espectáculo un nivel muy digno, teniendo en cuenta su edad.

No descartamos que el acierto de llevar al teatro una obra como esta (la idea podría haber servido perfectamente para un montaje del Teatro Español o del Centro Dramático Nacional) y el brillante modo de plasmarla obtenga su recompensa en forma de premio, como ya ocurriera con Luces de bohemia y Las brujas de Salem en el pasado. Por lo pronto, tras su estreno el pasado 9 de abril en la Casa de la Juventud de Parla, y su representación, al día siguiente, en el IES Matemático Puig Adam, con motivo de la celebración del 50º aniversario de este veterano centro de Getafe, los días 23 y 24 de abril Sufragistas se ha presentado en el Teatro Rigoberta Menchú de Leganés y la Casa de la Juventud de Parla. Aún habrá oportunidad de ver este nuevo trabajo de Macberianos los próximos días 26 y 29 de abril, en que Sufragistas podrá disfrutarse en el Teatro Jaime Salom de Parla; el 4 de mayo, en el espacio multicultural La Nave, en Navarrevisca (Ávila); y el 12 de junio, de nuevo en Parla, en el Teatro Dulce Chacón.

Deseamos un dulce y largo recorrido al grupo teatral del IES Narcís Monturiol, que tan dignamente representa el espíritu de un teatro escolar que siempre ha formado parte de nuestra tradición dramática y quizá hoy es más necesario que nunca.

José Luis G. Subías

Fotos: Amanda López León

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