"Novecento": un universo al alcance de ochenta y ocho teclas


En 1994, el escritor Alessandro Baricco (Turín, 1958) publica Novecento, un monólogo teatral estrenado ese mismo año por el actor italiano Eugenio Allegri, para quien fue escrita la obra, que nada tiene que ver con la película homónima de Bertolucci de 1976, en la que muchos todavía pensamos cuando escuchamos su título. El monólogo, que no requiere de puesta en escena alguna, es una narración dramatizada cercana en muchos aspectos a la stand-up comedy, género popularizado en España por "El club de la comedia", con la importante diferencia de que el contenido de la obra de Baricco, de sentido indudablemente literario, es de carácter dramático (las concesiones al humor, que la hay, son mínimas en el texto) y, frente a la brevedad de las intervenciones en este tipo de espectáculos (o su fragmentación en múltiples relatos dentro del mismo; algo que, de algún modo, también sucede en Novecento, solo que con una continuidad argumental mucho más sólida), la pieza alcanza los ochenta minutos de duración.

El diseño de este tipo de espectáculo teatral, muy extendido en la dramaturgia contemporánea y cuyos antecedentes se remontan a los orígenes mismos del teatro en Occidente, tiene la particularidad de poderse adaptar a los más variados escenarios, incluso -siendo especialmente adecuados para ello- los más pequeños. La cercanía e intimidad que requiere una narración confesada directamente a un público confidente del secreto que el actor-personaje pretende compartir con él, hace del espectáculo un acto íntimo por antonomasia, que no necesita de muchos recursos (su montaje es, por tanto, muy económico): ninguna escenografía ni atrezo y apenas un foco dirigido al actor que interpreta al personaje que se dirige al público, cuya vestimenta, en el caso de la obra que nos ocupa, ambientada en la primera mitad del siglo XX, no difiere mucho de las ropas de calle aún usadas. Basta con un simple traje de chaqueta gastado por el paso del tiempo, y una corbata desanudada que completa la imagen de desaliño general del personaje, para que este, un envejecido trompetista de jazz que recuerda su experiencia durante varios años como músico a bordo del Virginian, un trasatlántico encargado de realizar el recorrido entre Europa y América ininterrumpidamente, nos cuente cómo conoció en él a Danny Boodman T. D. Lemon Novecento, el pianista más fabuloso de todos los tiempos, y reviva su memoria.

La obra, versionada y dirigida en España por Raúl Fuertes, fue estrenada en 2014, en el Teatro Español; y, tras un largo periplo que la ha llevado por diferentes salas en estos años, el pasado mes de marzo se presentó en Off Latina para seguir deleitando al público madrileño que aún no haya tenido la oportunidad de disfrutar de esta bella historia narrativo-escénica.  

A través de un intenso relato cargado de nostalgia, amor, amistad, música, mágicos momentos, algo de humor y un punto de concienciación social, conocemos la historia de Novecento, desde su nacimiento en el barco donde pasará el resto de su vida, adoptado por uno de los marineros; y el extraordinario don de un niño que, al morir su protector cuando solo contaba con ocho años, sabe ya tocar el piano de tal modo que enamora y encandila a toda la tripulación, incluido el capitán, que le permite permanecer en un barco del que nunca bajará; el único lugar donde se sabe de su existencia y en el que construirá su particular universo: un universo de ochenta y ocho teclas que puede dominar.

Miguel Rellán interpreta al trompetista, en una impresionante actuación, honda y sentida, que atrapa al espectador y lo conduce con él en un recorrido donde la emoción, íntima y sincera, se transmite en cada mirada y cada palabra. Porque este es un teatro donde la palabra lo es todo; y, con esta, el actor encargado de transmitirla, cuyo magnífico trabajo fue galardonado en 2015, con el Premio de la Unión de Actores al Mejor Protagonista de Reparto

Rellán y Novecento. El pianista del océano permanecerán en Off Latina todos los miércoles de abril y mayo. Una oportunidad única de disfrutar, en un espacio íntimo y cercano, de un actor excepcional, y de un texto cuya singularidad y belleza permiten a este ofrecer lo mejor de sí.

José Luis G. Subías  

Fotos: Off Latina

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