Teatro Círculo de Nueva York presenta en el Corral Cervantes "Fuente Ovejuna", en un montaje dirigido por Mariano de Paco Serrano


Pocas veces tenemos ocasión, desde La última bambalina, de reseñar la representación de un clásico de la literatura dramática española montado muy lejos de nuestras costas; nada menos que en la cosmopolita y emblemática ciudad de las artes y la cultura contemporánea que es Nueva York. Eso sí, bajo la dirección de un destacado miembro de la comunidad de artistas de nuestro terruño; nada menos que Mariano de Paco Serrano, quien desde hace varios años desarrolla una importante labor como director artístico asociado del Teatro Círculo neoyorquino, compañía fundada en 1994 con la intención de defender y divulgar la cultura hispana -junto con su lengua, la nuestra- mediante el cultivo y la producción de obras de nuestra dramaturgia áurea en aquellas tierras. Una labor digna de los mayores encomios, que merece todo nuestro apoyo.

A los pasados estrenos de El caballero de Olmedo (2017), El burlador de Sevilla (2018) o La vida es sueño (2021), todos ellos dirigidos por De Paco, se suma ahora este Fuente Ovejuna, estrenado inicialmente, como los anteriores, también en Nueva York -octubre de 2022-; y presentado ahora en Madrid, durante dos fugaces días (30 de junio-1 de julio), en el apropiado marco del Corral Cervantes.

Siempre es un sano ejercicio cultural y humano acercarse de nuevo -o hacerlo por vez primera- a este clásico de nuestro repertorio del Siglo de Oro donde la opresión de un poder despótico y cruel -personificado en este caso en la figura del comendador de Calatrava- es respondida justamente por el pueblo, que vengará las afrentas y vejaciones sufridas del vil tirano acabando con su vida. Lope de Vega lleva a las tablas un viejo tema planteado ya por Platón -el derecho de los pueblos a acabar con sus tiranos-, del que su obra se convertirá en símbolo para el teatro de todos los tiempos.

Mariano de Paco
, adaptador y director de este montaje del que considera "uno de los más grandes y complejos textos jamás escritos en el teatro de todos los tiempos", ha planteado una puesta en escena contundente, apoyada en el uso de unos recursos acústicos -muy adecuada nos pareció la ambientación sonora empleada en las transiciones de unas escenas a otras, cargadas de fuerza y simbolismo- y visuales -excelente trabajo el realizado por Israel Franco Müller en el diseño de atrezo y vestuario- que transmiten un inequívoco sabor de época, en lo que aparenta ser una puesta en escena clásica y ortodoxa del texto; sin embargo llena de matices, de finos detalles de dirección, que realzan su atractivo y aportan un interés creciente a una acción que atrapa y conduce con habilidad al público hasta el paroxismo de la vejación y la consiguiente rebeldía, con la que se alcanzará el clímax de la pieza. 

Es en estos instantes cuando encontramos los momentos más atractivos e impactantes de una obra representativa del concepto "drama" o "tragicomedia" sensu stricto, dada la heterogeneidad de personajes, registros e intencionalidad -humorística o dramática- que se combinan en la historia, hábilmente orquestados por el director murciano. Entre ellos, la espléndida escena en que Laurencia (María Fontanals), herida y mancillada, irrumpe en el espacio donde los hombres del pueblo se hallan reunidos, para recriminarles su pasividad y cobardía frente a las tropelías de Fernán Gómez (Juan Luis Acevedo) -"la oveja al lobo dejáis / como cobardes pastores"-, y lanzar un alegato que nos habla de la fuerza de aquellos personajes femeninos del siglo XVII donde la mujer ejercía un papel absolutamente activo en la sociedad:

                                                    "¡Vive Dios, que he de trazar
                                                     que solas mujeres cobren
                                                     la honra de estos tiranos,
                                                     la sangre de estos traidores!"

De gran impacto son asimismo los momentos en que los vecinos del pueblo son torturados para que delaten al autor del crimen cometido -"¿Quién mató al comendador?"-, a lo que responden con una única y poderosa voz -la voz de la justicia, la unión y la lealtad al grupo-: ¡"Fuenteovejuna, señor!"

Elemento determinante del resultado final del montaje es el conjuntado elenco de intérpretes que conforman el reparto, integrado por actores y actrices originarios de Puerto Rico (José Cheo Oliveras, Eva Cristina Vásquez, Juan Luis Acevedo), Venezuela (Pablo Andrade), Argentina (Fernando Gazzaniga) y España (María Fontanals, Gemma Ibarra y Daniel Alonso), en cuyo trabajo con la palabra y el ritmo acentual áureos -de dificultad manifiesta, junto con la dicción, en algunos casos- ha sido decisivo el papel de Karmele Aranburu como directora de verso.

Un muy interesante trabajo, en definitiva, el de esta compañía estadounidense hispana, que defiende con orgullo un patrimonio cultural que es el nuestro y el suyo, cuya labor merece todo nuestro apoyo y reconocimiento; y encomiable dirección artística a cargo de Mariano de Paco Serrano, que vuelve a mostrar sus dotes y conocimiento de la escena y de la materia tratada.

José Luis González Subías


Fotografías: Teatro Círculo-Corral Cervantes

Comentarios

  1. No hay mejor combinación posible: aunar dos nombres dedicados en cuerpo y alma al teatro, Mariano de Paco y José Luis González Subías. Seguro que el espíritu de Lope, desde donde esté, los está aplaudiendo fascinado.

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