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Mostrando entradas de diciembre, 2020

Despedida y recuerdo de un anómalo año teatral

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  Se despide el año y, con él, muchos medios hacen recuento de "lo mejor" que se ha visto en los escenarios a lo largo de la temporada. Nunca hemos sentido la tentación de arrogarnos tal poder (el de conocerlo todo) ni la pretensión de juzgar (tan solo somos cronistas y divulgadores de la vida teatral en Madrid). En este año anómalo se ha reducido significativamente el número de espectáculos que hemos podido disfrutar; exactamente 34 obras (una insignificancia), de las que hemos dado cumplida cuenta en las páginas de nuestro blog. La opinión que nos mereció cada una de ellas puede leerse acudiendo al artículo correspondiente. En cualquier caso, como testimonio y recuerdo del año teatral vivido por La última bambalina , y agradecimiento a nuestros lectores, hemos decidido destacar las 10 entradas (correspondientes a 10 montajes) de este 2020 que han recibido más visitas, iniciando este improvisado recordatorio por la más visitada: 1. En primer lugar figura la reseña correspond

"J'attendrai", literatura y testimonio en la voz dramática de José Ramón Fernández

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La última bambalina se acercó anoche a las  Naves del Español  para presenciar, antes de su despedida de la Sala Fernando Arrabal, donde se estrenó el pasado 3 de diciembre, el montaje de J'attendrai , texto de José Ramón Fernández dirigido por Emilio del Valle  donde la voz del dramaturgo madrileño vuelve a encontrar ese espacio característico de su producción teatral, a caballo entre un realismo onírico y poético, y el compromiso con la vida. No hace mucho tiempo, refiriéndome al conjunto de su obra, dejé escrito lo siguiente: "El marcado componente literario de la obra de este autor madrileño se aprecia en cada uno de sus escritos, de amplio espectro temático, pero (...) siempre centrados en el peso de la vida humana, que el escritor describe, analiza y comparte desde un compromiso empático con los otros que universaliza el dolor y las pasiones del individuo" ( Literatura y escena. Una historia del teatro español , 2019, p. 438). Y estas palabras tienen plena validez

"Las princesas del Pacífico" finalizan un largo, y accidentado, viaje en el Teatro del Barrio

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Apenas unas horas quedan para que Agustina y Lidia, esas "princesas del Pacífico" interpretadas con todo el arte y poderío que saben derrochar en escena  Alicia Rodríguez y Belén Ponce de León , respectivamente, recojan sus maletas de nuevo para abandonar ese  Teatro del Barrio  -o, lo que es lo mismo, la emblemática Sala Triángulo del madrileño barrio de Lavapiés- donde desde el pasado 8 de diciembre han vuelto a recordar ese alucinante y alucinógeno viaje que iniciaron hace ya más de cinco años. Las princesas del Pacífico encierra toda la esencia del planteamiento teatral de La Estampida , compañía de marcado sesgo andaluz que aglutina el gracejo y la creatividad de una arraigada tradición inserta en el humor negro y el expresionismo más mordaz y picante con el juego chispeante y vanguardista de la escuela interpretativa francesa de Philippe Gaulier , en una pieza despojada de cualquier apoyo escenográfico   donde se cede todo el protagonismo al talento de unas actrices ca

Ramón de la Cruz se asoma a la escena madrileña desde la Sala Tirso de Molina de la Compañía Nacional de Teatro Clásico

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Ramón de la Cruz ... Ganas teníamos de leer este nombre en la programación de alguno de los muchos teatros de ese Madrid cuya expresión más castiza y chispera popularizó en sus sainetes del último tercio del siglo XVIII el dramaturgo madrileño. Llüisa Cunillé ha sido la encargada de dar forma a la difícil tarea de unificar en un mismo hilo argumental un grupo de diferentes piezas breves del autor de El Manolo , ligadas exclusivamente por el contexto en que fueron escritas y el tipo de personajes y ambientes costumbristas reflejados por de la Cruz en sus textos, Xavier Albertí de adaptarlos al lenguaje y los códigos de nuestro tiempo (también de la selección de unas piezas musicales que, bajo el sello de Federico Chueca, conectan la obra con el género chico, prolongación natural del tipismo dieciochesco), y Lluís Homar de dirigir un espectáculo con sabor a época pero absolutamente contemporáneo en su planteamiento escénico.  Tomando como motivo central de la acción la metateatralida

La comedia francesa sienta sus reales en el Teatro de la Comedia, de la mano de Molière y Flotats

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Es tanta y tan rica la oferta teatral madrileña de esta nueva temporada, que sobrevive a fuerza de tesón y fe en la necesaria subsistencia y recuperación de una forma de vida que no nos resignamos a perder, que ahora mismo es posible trasladarse por las grandes salas de la capital y codearse nada menos que con Shakespeare y Molière, que han venido a visitar a sus tocayos hispanos y celebrar la Navidad galdosiana. Si la pasada semana lanzábamos las campanas al vuelo ante un acontecimiento teatral superior, que pocas veces se repite (la representación de un Macbeth inolvidable, en el Teatro María Guerrero), estas no deben aún recogerse, pues debemos seguir celebrando que la sede de nuestra Compañía Nacional de Teatro Clásico  haya dado cabida entre sus muros a las palabras del insigne comediógrafo francés Jean-Baptiste Poquelin , o lo que es lo mismo, Molière (1622-1673), que desde el pasado 28 de noviembre ha afincado sus reales en el  Teatro de la Comedia  para deleitarnos con uno de s

Cuando el mal y lo sublime se conjugan en un nombre: "Macbeth"

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¿Cómo plasmar por escrito lo que las palabras apenas pueden llegar a expresar? ¿Cómo describir con estas una experiencia imposible de reproducir sobre un papel o sobre la análoga palidez de la pantalla del ordenador? Si las palabras de un comentarista más o menos atento y habituado a su uso pueden servir a veces para reconstruir la ficción escénica mostrada sobre un escenario, incluso edulcorarla con un poco de prosa poética ajustada a lo visto con mayor o menor acierto, en ocasiones estas se quedan mudas ante la magnificencia de lo contemplado y vivido desde el patio de butacas. Estas ocasiones, siempre esperadas por quienes amamos el teatro y conocemos lo que en el reducido -y a la vez infinito- espacio de un escenario puede llegar a suceder, su potencialidad mágica, cuando se producen, sirven para ratificar de nuevo por qué el teatro se ha mantenido vivo a través de los siglos, impertérrito ante las adversidades, como expresión sublime de un arte capaz de aglutinar a todas las resta