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Mostrando entradas de junio, 2021

Por un beso... ¡Yo no sé qué te diera por un beso!

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Dos vidas anónimas, dos desconocidas almas pasajeras, transeúntes de un camino circular que conduce a ninguna parte, o a la parte donde confluye todo, se encuentran en el largo recorrido de un extenso parque alejado de la ciudad, salpicado por solitarios bancos que esperan acoger a cualquier paseante tan solitario como sus eventuales hospedadores. Ella, una mujer madura, de clase media alta, interpretada magistralmente por Isabel Ordaz , que se dirige con temor a una cita con un destino del que preferiría huir; y él, un desconcertante y atrevido viandante al que da vida  Santiago Molero , convertido en un actor de vuelos vencidos y sueños truncados -pero soñador al fin-, que "invade" el espacio de esta, para adentrarse, en apenas una horas, en su vida, convirtiéndose en un fiel acompañante y confidente de sus mutuas soledades, deseos, frustraciones, temores y fracasos.   El ansia de vivir y de amar -bajo la atenta mirada de la muerte- se impone en El beso ,   esta tragicomedi

"Dime que todo está bien" y te veo en el teatro

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La semana pasada se presentó en Sala Lola Membrives del Teatro Lara  Dime que todo está bien , la ópera prima de  Marcos Fernández Alonso , autor de otras piezas semejantes, como Papá y el resto , Off  o  Un peral entra por la ventana , en las que el dramaturgo y director cofundador de Nueve Norte, en cuya sala fue estrenada ya esta obra en el verano de 2020, bajo su producción, ofrece una mirada íntima, sincera y desenfadada al entorno más cercano de nuestra realidad, con la pretensión de hacerle sentir al espectador comprendido y partícipe de una vida -de unas vidas- en buena medida compartida por todos, y ofrecerle el mensaje esperanzado -como el título de la obra que hoy nos ocupa- de que  todo está bien . Dime que todo está bien , una comedia escrita, en palabras del autor, "con la maravillosa inocencia y la mágica luz de los veinte años",  cumple con éxito esta función. En las ocho secuencias o escenas en que se divide la pieza observamos las esperanzas, dudas e insegu

"El hombre almohada", de Martin McDonagh... cuando los cuentos se visten de negro

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Resulta difícil aglutinar en una simple reseña el complejo mundo expresado por Martin McDonagh  en lo que muchos han considerado su obra maestra -hasta el momento-, El  hombre almohada (2003), texto que no tardó en traducirse en España y cuyo éxito en el Royal National Theatre, y posteriormente en Broadway, se trasladó inmediatamente a nuestro país, donde fue estrenado por primera vez en 2006, en una producción de Teatro del Noctámbulo; montaje al que han seguido otros varios antes de la nueva adaptación que David Serrano  presentó el 21 de mayo en la Sala Verde de los  Teatros del Canal  y ayer domingo, 20 de junio, se despedía de Madrid, tras haber cosechado un rotundo éxito de crítica y público durante el mes que esta sorprendente pieza ha estado entre nosotros. El director madrileño ha hecho suyo un texto que se ajusta a la perfección a sus dotes de director y guionista de cine, que ha alternado con su prioritaria faceta de director teatral. Porque mucho del lenguaje narrativo cine

Lope de Rueda se reinventa en la lúcida mirada de Alonso de Santos y su "Fiesta de farsantes"

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Qué mejor título que el de Fiesta de farsantes para el divertidísimo espectáculo que tuvimos la fortuna de disfrutar ayer en el  Teatro Salón Cervantes , durante la última de las tres jornadas en que este simpático grupo de locos funámbulos de la escena, comandado por la diestra mano de su director,  Daniel Alonso , ha hecho reír sin inhibición alguna a los alcalaínos y numerosos visitantes foráneos que acudimos a esta bella ciudad, atraídos por el reclamo de un festival dedicado por entero a nuestros clásicos -huelga decir que de los siglos XVI y XVII- y el nombre del dramaturgo artífice de este ingenio que rescata para la escena de hoy la figura de Lope de Rueda y sus pasos: José Luis Alonso de Santos . Solo alguien con el conocimiento y la experiencia de quien lo ha sido y es todo en la historia del teatro español puede permitirse crear un engranaje dramático capaz de aglutinar tanto en un mismo espectáculo, dosificado de tal manera que es apenas insinuado, sin alardes ni giros for

No es trigo todo lo que Mamet toca o el fiasco del Me too llevado a la escena

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David Mamet (Chicago, 1947) mantiene merecidamente un espacio reservado en nuestras salas, como el clásico del teatro contemporáneo en que hace tiempo se convirtió. La llegada a Madrid de la nueva pieza del dramaturgo estadounidense que hoy nos ocupa despertó en su momento, como tantas otras del autor, el interés de los medios y de un público conocedor de sus trabajos, con la expectación de volver a encontrarse la inteligente, punzante y profunda mirada de un escritor habituado a llevar a las tablas conflictos de actualidad -morales, sociales, humanos en definitiva- que nunca dejan indiferente a quien asiste a la representación de sus obras, tocado por regla general en lo más anclado de sus prejuicios y convicciones. Sin embargo, esta vez, la conexión entre el público y el autor -y, por qué no decirlo probablemente el planteamiento del montaje- no funciona de igual modo .  Estrenada el 5 de mayo en el Teatro Reina Victoria , con un equipo habituado a enfrentarse a los trabajos de Mamet

Monologueando, que es gerundio... y oxigenante

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El monólogo, esa manifestación escénica en la que el actor tiene como interlocutor exclusivo el público y le permite alcanzar con este, convertido en íntimo y cercano confidente de sus confesiones, las más altas cotas de complicidad, vive en España desde hace tiempo, en su variante de "monólogo cómico" ( stand-up comedy para los entendidos o acostumbrados al moderno trinar), un momento dorado, impulsado quizá -mejor quitemos el adverbio- por su visibilidad en el medio televisivo en las dos últimas décadas. Este género, desarrollado al amparo de la vida nocturna y más apropiado para los breves espacios de las salas de fiesta y sitios afines que para las tablas de un escenario teatral al uso, es, sin embargo, teatro, y un magnífico terreno donde explorar las posibilidades interpretativas y comunicativas de un actor . No solo de este, sino también del escritor -a veces él mismo- que construye los textos que interpreta; normalmente, elaboradas creaciones en las que rebosa el ing

La magia de "La tempestad" convertida en cuento fantástico-dramático

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Sí, lo confieso. He recaído. Este fin de semana no me he resistido a asistir de nuevo a una representación de la compañía Trece Gatos , la última que me quedaba por ver de sus tres últimos estrenos -dos Lorcas y un Shakespeare, ahí es nada-; y así me dirigí de nuevo el pasado viernes a su sede y teatro, en el Centro Sociocultural Mariano Muñoz , situado en uno de los barrios del popular distrito de Usera, lejos de los circuitos teatrales de la capital madrileña, al que, sin embargo, acuden semanalmente decenas de espectadores, atraídos por la oferta escénica de esta singular compañía que ha sabido ganarse el respeto y el reconocimiento de quienes asisten a sus espectáculos. Su última y, como siempre, arriesgada propuesta ha sido el montaje de una adaptación nada menos que de La tempestad de Shakespeare . Sin embargo, no puede sorprender, a quien conozca la trayectoria de la compañía comandada por Carlos Manzanares Moure ,   la elección de un título que se adapta como propio a la peculi