"J'attendrai", literatura y testimonio en la voz dramática de José Ramón Fernández
La última bambalina se acercó anoche a las Naves del Español para presenciar, antes de su despedida de la Sala Fernando Arrabal, donde se estrenó el pasado 3 de diciembre, el montaje de J'attendrai, texto de José Ramón Fernández dirigido por Emilio del Valle donde la voz del dramaturgo madrileño vuelve a encontrar ese espacio característico de su producción teatral, a caballo entre un realismo onírico y poético, y el compromiso con la vida.
No hace mucho tiempo, refiriéndome al conjunto de su obra, dejé escrito lo siguiente: "El marcado componente literario de la obra de este autor madrileño se aprecia en cada uno de sus escritos, de amplio espectro temático, pero (...) siempre centrados en el peso de la vida humana, que el escritor describe, analiza y comparte desde un compromiso empático con los otros que universaliza el dolor y las pasiones del individuo" (Literatura y escena. Una historia del teatro español, 2019, p. 438). Y estas palabras tienen plena validez en J'attendrai, donde José Ramón Fernández vierte, mediante un planteamiento dramático muy actual, potenciado por la dirección escénica de Emilio del Valle, un universo de recuerdos recreados y construidos con técnicas deconstructivas a partir de una deuda contraída con su propio pasado, que vuelve a convertirse en proyección de una voz colectiva. Una guerra -a la que precedió otra que fue su antesala- que dividió el siglo XX en dos mitades y el mundo en dos bandos, los horrores de los campos de exterminio, Mauthausen, el amor nacido de un fugaz encuentro entre dos almas y el arrullo de una canción bañada con el poético son de la lengua francesa... J'attendrai... No necesitaba más el autor para dar forma literaria y teatral a una pieza surgida desde la autoficción y la metateatralidad, donde los planos entre vida y la muerte, lo real y lo onírico, el presente y el pasado, se confunden en escena.
Toda la acción de esta pieza cercana en ocasiones al teatro documento transcurre en una permanente atmósfera de ensoñación poética, casi evanescente, y un ritmo lento, pausado, envolvente, donde la acción narrada se tiñe de una creciente emotividad compartida por los personajes, que traspasa una cuarta pared en realidad inexistente durante la mayor parte de la obra. El espacio ideado por Arturo Martín Burgos, que convierte la escena casi en un espacio vacío, cediendo a la imaginación y a algunos elementos donde se busca una mixtura entre realidad y simbolismo un protagonismo escenográfico compartido con los elementos audiovisuales diseñados por Jorge Muñoz y el espacio sonoro creado por Andrés Gosálvez, responde al planteamiento escénico de un montaje en el que prevalece la emotividad y el lirismo, la apuesta por la vida, en definitiva, frente al dramático recuerdo del horror, no por ello menos presente.
Sincera, intensa, profunda, desgarradora fue la interpretación de Chema de Miguel, en su papel de Pepe, el anciano superviviente de Mauthausen, que nos enterneció; como lo hizo Jorge Muñoz en algunos momentos donde la voz del creador -a quien interpreta- y su emotividad se fundieron con la del personaje representado, y ofreció durante toda la acción un tono de compostura y una presencia acordes con el papel requerido. Denis Gómez nos convenció en su papel de Claude, el prisionero enamorado que dejó su vida entre los muros del campo de concentración; al igual que Paula Ruiz (su amada Patricia), Cristina Gallego (la nieta que mantiene vivo el recuerdo de esta) y el desparpajo de Camila Almeda, como joven nieta de Pepe, que ofrece un refrescante contrapunto frente a su abuelo, quitando "dramatismo" a la acción y aportando algo de ritmo a una acción que corre el riesgo de languidecer en algún momento. Excelente asimismo la aportación de Javier Gordo al acordeón.
Un espectáculo, en fin, serio, de alto valor literario y humano, que cumple con la intención pretendida por el autor y servirá como testimonio, desde la plasmación literaria de unas vidas particulares, de un tiempo y un horror que no debe ser olvidado para no ser repetido. J'attendrai volverá a escucharse hoy, 27 de diciembre, en la Sala Fernando Arrabal de las Naves del Español, para despedir un año que, en este caso, sí querríamos olvidar.
José Luis González Subías
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