"Las princesas del Pacífico" finalizan un largo, y accidentado, viaje en el Teatro del Barrio



Apenas unas horas quedan para que Agustina y Lidia, esas "princesas del Pacífico" interpretadas con todo el arte y poderío que saben derrochar en escena Alicia Rodríguez y Belén Ponce de León, respectivamente, recojan sus maletas de nuevo para abandonar ese Teatro del Barrio -o, lo que es lo mismo, la emblemática Sala Triángulo del madrileño barrio de Lavapiés- donde desde el pasado 8 de diciembre han vuelto a recordar ese alucinante y alucinógeno viaje que iniciaron hace ya más de cinco años.

Las princesas del Pacífico encierra toda la esencia del planteamiento teatral de La Estampida, compañía de marcado sesgo andaluz que aglutina el gracejo y la creatividad de una arraigada tradición inserta en el humor negro y el expresionismo más mordaz y picante con el juego chispeante y vanguardista de la escuela interpretativa francesa de Philippe Gaulier, en una pieza despojada de cualquier apoyo escenográfico donde se cede todo el protagonismo al talento de unas actrices capaces de hacer suya la escena desde el primer instante, nacidas para hacer reír y llorar en un solo gesto, y al ingenioso discurso de un texto nacido del trabajo conjunto de Sara Romero, Alicia Rodríguez y José Troncoso, director asimismo del montaje.

Una tía y una sobrina criada a sus pechos, la miseria y el tedio vitae adormecido por una televisión donde se escriben y se mantienen encendidos los sueños mientras se niega la entrada al cobrador del gas, un premio que se convierte en un viaje a ninguna parte lleno de sorpresas, con crimen en el mar incluido, y mucho humor, ese humor del que sabe reírse de sus propias penas con una mueca entre macabra y circense que muestra siempre, o que se esconde más allá de la máscara. Todo esto y más ofrece el retablo de la España profunda, histriónicamente real, de hoy y de siempre, que es Las princesas del Pacífico.

Una interpretación magistral de dos grandes actrices sobre el escenario y la mano -en la palabra y la intención- de un José Troncoso que ha dado ya sobrada muestra en sus creaciones de ser el artífice de un estilo propio inconfundible, con no pocas concomitancias con la mejor tradición escénica andaluza de las últimas décadas, que encontró en La Zaranda una voz propia, de la que en cierto modo puede considerarse heredero.

Hoy, 23 de diciembre, a la 20:00 horas, Las princesas del Pacífico lanzarán un último guiño desde el Teatro del Barrio a quien se acerquen a despedirlas.

José Luis González Subías

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