Una reconstrucción dramatizada de la biografía de Rosario de Acuña, en el Teatro Valle-Inclán de Madrid


Rosario de Acuña: Ráfagas de huracán... Confieso que nada más conocer el título de la obra estrenada el pasado 16 de octubre en la Sala El Mirlo Blanco, del Teatro Valle-Inclán, decidí ir a verla. Si alguien se acordaba de devolver teatralmente a la vida a un dramaturgo (en este caso dramaturga) del siglo XIX, contaba con mi más completo interés y adhesión. Aunque la obra teatral de Rosario de Acuña (1850-1923) no es muy extensa (tan solo cinco títulos), sus textos constituyen un granado ejemplo de la pervivencia del Romanticismo aún en los primeros tiempos de la Restauración; como demuestran Rienzi el tribuno (1876), Amor a la patria (1877) y Tribunales de venganza (1880); y del cambio radical vivido en la escena a finales de aquel siglo, cuando un drama de fuerte contenido social (que aún no ha perdido la esencia romántica), al que pertenecen El padre Juan (1891) y La voz de la patria (1893), trata de instalarse en los teatros.

Pero Acuña no ha vuelto a la vida gracias a la representación de alguno de sus escasos textos dramáticos (que yo sepa, nunca se ha montado un texto de la autora, al menos en los últimos ochenta años), lo que a nosotros, defensores y amantes del teatro clásico (también el decimonónico), nos habría satisfecho sobremanera, sino gracias a una creación de factura estrictamente contemporánea que toma su figura como motivo e icono de reivindicación social. Debemos asumir que lo que hoy interesa de esta interesantísima escritora de la generación de Alfonso XII, más que su obra literaria, es su condición de mujer iconoclasta y librepensadora, masona, progresista, republicana, anticlerical y feminista. Esos y no otros son los valores que se ensalzan en la obra escrita por Asun Bernárdez, profesora de Comunicación y Género, y directora del Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de Madrid. La voz de esta prestigiosa investigadora, una de las más destacadas activistas e ideólogas de género de nuestro país, autora de numerosos trabajos en este campo, se adentra en un terreno que no es del todo nuevo para ella (en el año 2000 escribió y publicó, junto con Ernesto Caballero, la obra En una encantadora torre) para ofrecernos un recorrido cronológico por la vida de la escritora a través del recuerdo de una estudiosa de su figura, profesora de universidad (un posible alter ego de Bernárdez), que está siendo entrevistada por una periodista a la que acompaña un reducido grupo de ayudantes, personajes juveniles, plenamente actuales, cuyas pequeñas historias personales salpican el discurso y sirven de contrapunto al hilo central de la biografía rememorada; una biografía reconstruida por los mismos actores que dan vida a aquellos.

La fusión del pasado que representa Acuña y su mundo, y el presente donde transcurren los hechos, se manifiesta asimismo en el texto de Asun Bernárdez, que engarza su discurso con el de la autora recordada sin fisura alguna, llegando a identificarse y confundirse ambas voces con una fluidez y naturalidad que constituye uno de los grandes aciertos de este montaje. Labor cuyo mérito recae, en igual medida, en un trabajo de dirección de Jana Pacheco que nos ha parecido ejemplar. La joven directora, con un minimalismo y un ingenio (resulta genial el modo de resolver el viaje en coche del grupo que se dirige a entrevistar a la profesora) capaces de trasladarnos, únicamente a través de las palabras, ligeros cambios de vestuario (o simplemente de calzado) realizados a la vista del público y los cambios de luz, de un lugar a otro, de una época a otra, sin otro vehículo que el de nuestra imaginación, nos atrapa desde el primer momento, en que nos introducimos en ese intemporal microcosmos creado con la escenografía de Alessio Meloni (otro de los grandes atractivos del montaje), y nos conduce, en tan irreal marco, a través de un recorrido que sin embargo se percibe en toda su realismo.

Junto con la dirección y la escenografía, realzada por la iluminación de Iván Martín, y el espacio sonoro creado por Gastón Horischnick, es muy destacable el trabajo desarrollado por el elenco, mayoritariamente femenino, de seis actores que conforman el reparto: desde Lola Robles, en su digno papel de Rosario de Acuña; unas espléndidas Verónica RondaMariana Carballal, encargadas de dar vida, respectivamente, a entrevistadora y entrevistada; Lara Fernán Beatriz Llorente, que aportan el necesario aire de juventud y desenfadado dinamismo a sus personajes; y un arrollador Pablo Sevilla, espectacular en los diversos papeles masculinos que interpreta. Un excelente reparto que contribuye, con su profesionalidad, a la buena sensación que transmite un espectáculo de apenas una hora y cuarto de duración, que sin duda cumple su cometido, y lo hace artísticamente.

Rosario de Acuña: Ráfagas de huracán se mantendrá en escena, hasta el próximo 28 de octubre, en la Sala El Mirlo Blanco del Teatro Valle-Inclán.

José Luis G. Subías

Fotos: marcosGpunto

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