Una brillante versión de "El gran mercado del mundo" inaugura la etapa de Lluís Homar al frente de la CNTC
Potente, original, atrevido y, por encima de todo, de una aplastante profesionalidad se nos muestra el primer espectáculo presentado por la Compañía Nacional de Teatro Clásico en su sala principal, en este nuevo ciclo en el que Lluís Homar se estrena como su director. Calderón ha vuelto a ser el gran protagonista de esta nueva etapa de la CNTC, que ha hecho coincidir en sus salas dos importantes y representativas piezas del dramaturgo madrileño, La vida es sueño -a cargo de la joven Compañía- y El gran mercado del mundo, ambas cargadas de contenido y un hondo significado.
La Compañía Nacional de Teatro Clásico y el Teatre Nacional de Catalunya han aunado esfuerzos para ofrecer una extraordinaria versión de un auto sacramental, uno de los géneros menos visitados por la dramaturgia contemporánea y, en principio, menos a propósito para la sensibilidad y los gustos del respetable de nuestro tiempo. Xavier Albertí, responsable artístico de este experimento que fue estrenado en Barcelona el pasado 15 de mayo, ofrece una lección de cómo modernizar, haciendo atractivo e incluso divertido, sin que por ello pierda la finalidad para la que fue concebido, un texto destinado a ilustrar a un público iletrado -me refiero al del siglo XVII- sobre los misterios de la fe, haciéndole comprender por medio de la alegoría conceptos de hondo calado y ofreciendo, en última instancia, una lección de indudable carácter moral, adornada por el juego tramoyístico de la espectacularidad. Esos ingredientes, fundamentales en un auto sacramental, se mantienen vivos en la versión de El gran mercado del mundo que desde el 18 septiembre se representa en el madrileño Teatro de la Comedia.


Bello y elegante es asimismo el final de este espectacular montaje -que, insistimos, no pierde su fuerza alegórica ni su sentido a pesar de los añadidos aportados por el director-, cuando, tras ser premiado por el Padre del Mundo su hijo el Buen Genio, los actores interpretan una extraordinaria versión de "Il Mondo", de Jimmy Fontana, que pone colofón a un magnífico espectáculo de luz, color y sonido, pleno de sentido conceptual.
Una verdadera lección la de Xavier Albertí como director de escena, que nos hace esperar muchos buenos momentos en esta nueva etapa de la CNTC, dada la buena relación y frecuente colaboración entre este y Lluís Homar; y brillante el trabajo de unos actores que ansiaríamos volver a ver en más ocasiones sobre el escenario del Teatro de la Comedia. A nuestros ojos, esta versión de El gran mercado del mundo es ya uno de los grandes acontecimientos teatrales de esta temporada que apenas ha comenzado a andar.
José Luis González Subías
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Fotografías: CNTC |
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