"Celeste Flora", un thriller psicológico entre las flores del bien y del mal


El pasado domingo La última bambalina volvió a visitar La Usina, ese recogido espacio ubicado en el circuito teatral alternativo de Embajadores, para ver el estreno de Celeste Flora, texto del dramaturgo gaditano Juan García Larrondo (El Puerto de Santa María, 1965) elegido por la compañía getafense La Paranoia de Trastaravíes como última muestra de un continuado y sólido trabajo de investigación teatral, iniciado con los albores de este siglo, siempre al servicio de las artes escénicas y de un compromiso social que su directora, Natividad Gómez, suele potenciar y buscar en los textos elegidos por la compañía.

Son ya varios los trabajos de esta que hemos comentado desde La última bambalina, y en todos observamos una coherencia en el modo de abordar los textos y llevarlos a escena; un estilo al que Natividad Gómez ha dado forma desde su planteamiento artístico de los montajes, pero también a través de la escuela teatral que dirige y en la que se han formado y desarrollado algunos de los rostros que la han acompañado en estos años. Las limitaciones de un teatro pobre, criado "bajo la arena" lorquiana, vuelven a reducir la escenografía del espectáculo, a cargo de Cándido Monge, a su más elemental esencia, sin dejar por ello de potenciar, en el escueto espacio donde transcurre la acción y con un sucinto atrezo, el realismo de las situaciones y un simbolismo muy significativo -y en ocasiones poético-, también presente en este. De nuevo, como en Verjas y Anatomía de un vencejo, el texto elegido respeta una unidad de lugar que facilita la puesta en escena, y son dos los únicos personajes que intervienen en la acción; en el caso que nos ocupa, un psiquiatra, de nombre Narcisse, y Flora, eminente botánica encerrada en una prisión de mujeres, en tiempos de la España republicana, por haber asesinado a cinco niñas. 

Celeste Flora es uno de los textos más reconocidos de García Larrondo. Segundo Premio de Teatro Kutxa-Ciudad de San Sebastián en 1993, la obra, de la que existen varias ediciones en el mercado, fue estrenada ese mismo año en la Sala Central Lechera, de Cádiz, y ha sido representada con posterioridad en numerosas ocasiones, también en América. El autor gaditano presenta una historia de intenso tono poético y literario, en torno a un conflicto dramático eminentemente psicológico e interior, que se articula a partir de los encuentros mantenidos entre un psiquiatra, Narcisse, (Salvador Siguero) que visita en su celda a una reclusa, Flora (María José Varo), una reputada científica, experta en botánica, condenada por el citado asesinato de unas niñas. Narcisse, personaje originalmente femenino que en la versión de Natividad Gómez es interpretado por un hombre, debe determinar en su informe si Flora padece una enfermedad mental que la libre de su próxima ejecución.

Un intenso y delirante debate entre la razón y la pasión irracional, teñida de locura, sobre el significado y el sentido de la vida y de la muerte, del bien y del mal, se produce en sus diferentes encuentros, que terminarán estableciendo un creciente vínculo emocional entre ambos que tambaleará las firmes convicciones y valores del psiquiatra. La obsesión enfermiza de Flora por una vida idealizada y poetizada, que ve reproducida simbólicamente en la flores, la permanente presencia de estas en escena y en cada uno de los actos y motivaciones que han convertido a la doctora en una criminal, forman parte asimismo de este drama con aire de thriller en el que la interpretación de los dos únicos actores que conforman el reparto es definitiva en el resultado final del montaje. María José Valero y Salvador Siguero interpretan con convicción unos papeles que entrañan no poca dificultad, que exigen la reproducción y vivencia de un confuso mundo interior -en el caso de Flora- y un complicado proceso psicológico -por parte de Narcisse- que, desde la contención y la verdad, debe percibirse con la intensidad que requiere un drama psicológico como es este.   

Teatro íntimo, cercano y de palabra, apropiado para el reducido espacio independiente de La Usina, es lo que encontrarán quienes se acerquen los domingos de este mes de diciembre a contemplar Celeste Flora, de Juan García Larrondo; una propuesta teatral, alternativa, para este fin de año.

José Luis González Subías 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una "paradoja del comediante" tan necesaria y actual como hace doscientos años

"Romeo y Julieta despiertan..." para seguir durmiendo

"La ilusión conyugal", un comedia de enredo donde la verdad y la mentira se miran a los ojos