Julia Gutiérrez Caba y Miguel Rellán nos enamoran con sus "Cartas de amor"


Cartas de amor es una de esas obras hay que ver. Así de sencillo. Entre la vorágine de propuestas escénicas que se suben a los escenarios diariamente, buscado ofrecer espectáculos renovadores, originales y sorprendentes que se ajusten a lo que supuestamente se precisa de nuestros avanzados e iconoclastas tiempos, una pieza que cuenta con tan solo dos actores -eso sí, inmensos- en escena, sentados en el mismo lugar y posición durante toda la obra, guiando al espectador tan solo con su palabra e intención a través de una permanente lectura de cartas cruzadas que abarcan toda una vida, es capaz de atrapar y cautivar a un público que asiste absorto, y con creciente emoción, a lo que no es sino una bella y realista historia de amor, en cierto modo imposible.

Estrenada en 1989, esta pieza del dramaturgo A. R. Gurney (1930-2017), por su formato epistolar, no es uno de esos textos que en principio puedan parecer apropiados para la escena; y, si embargo, Cartas de amor se convertiría en el mayor éxito del escritor en toda su carrera y en una de las obras más conocidas del teatro estadounidense contemporáneo. Estrenada por primera vez en España en 1992, en una inolvidable interpretación de Alberto Closas y Analía Gadé, quien volvería a representarla de nuevo, años más tarde, con José Luis Pellicena, en 2016 vio la luz esta nueva versión española del texto, a cargo de David Serrano, director del montaje que desde el pasado 8 de enero ha podido volver a verse en las tablas del Teatro Bellas Artes de Madrid, y en el que, como reconoce, no ha tenido que trabajar demasiado: "Cuando se tiene en una función a Julia Gutiérrez Caba y a Miguel Rellán el director poco tiene que hacer, más allá de dar las gracias al cielo porque le ha llegado este regalo".

La humildad del director, en cualquier caso, no puede opacar el mérito que le corresponde al haber sido responsable de la puesta en escena de una versión íntima e intensa, en la que Mónica Boromello ha sabido imprimir su peculiar y elegante sello escenográfico, donde resalta, junto con la original separación de los respectivos espacios donde se encuentran ambos personajes, que expresa visualmente su unión en un mismo mobiliario, el empleo de un campo floreado de bombillas que van apagándose con el paso del tiempo. Poco más necesitaba esta enternecedora historia del desencuentro amoroso, lleno de amor, entre Melissa Gadner (Julia Gutiérrez Caba) y Andrew Makepeace Ladd III (Miguel Rellán), dos amigos desde la infancia cuyas vidas, unidas y paralelas, convergentes en la distancia y necesitadas una de otra, mantienen, durante cincuenta años, una intensa y cómplice relación epistolar a través de la cual se recuerda asimismo buena parte de la historia moral y humana del pasado siglo

No todos los días se tiene la oportunidad de ver sobre el escenario a una leyenda vida de la historia del teatro español, como lo es Julia Gutiérrez Caba. Su inconfundible voz y su rostro acompañaron a quien les habla desde la más tierna infancia, en un susurro que avanzó del blanco y negro al color como la imagen tierna del eterno femenino. Atractiva, seductora, sofisticada en su sencillez y humildad de porte aristocrático, Gutiérrez Caba es la actriz que no solo todo director, sino todo público, desea. Poco podemos decir, desde esta humilde "bambalina" que no se haya dicho ya sobre ella. Nos limitaremos, por tanto, a honrar su nombre con un simple y emocionado agradecimiento. Respecto a Miguel Rellán, su compañero en esta emotiva aventura, es otro de los grandes veteranos de nuestra escena cuya presencia en un escenario es garantía absoluta de profesionalidad y buen hacer. Indiscutible maestro en las distancias cortas del teatro íntimo y de palabra, como es este, Rellán protagoniza un bello "duelo", una partida amistosa entre titanes de la interpretación, que encuentra en Julia Gutiérrez Caba el apoyo y la complicidad perfectos.

Un verdadero lujo, en definitiva, disfrutar de estas Cartas de amor, que todavía se mantendrán en escena hasta el próximo domingo 2 de febrero, en el Teatro Bellas Artes de Madrid. Imperdonable perdérselo. Háganme caso.

José Luis González Subías

          

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