"Óscar o La felicidad de existir": una ecuación entre la vida, la muerte y Dios


La última bambalina se ha acercado este fin de semana a Arapiles 16, un espacio dedicado a las artes escénicas que, a pesar de su lejanía respecto al circuito alternativo del centro de Madrid (cerca, en cualquier caso, de los teatros de La Abadía y Galileo), ha conseguido hacerse un hueco muy respetable entre las alternativas de ocio cultural de que pueden disfrutar los madrileños y quienes visitan la capital. Sede de la Escuela de Actores de la Universidad Internacional de La Rioja, esta acogedora y espaciosa sala donde estuvo ubicada hasta 2014 la antigua El sol de York, fue incorporada por la UNIR al ambicioso proyecto teatral que viene impulsando desde hace algunos años.

Estrenada en este mismo lugar, en enero de 2018, Óscar o La felicidad de existir es la versión española, a cargo de Juan José de Arteche, de la novela escrita por Éric-Emmanuel Schmitt en 2002 con el título de Oscar et la dame rose (2002), convertida por Arteche en un delicioso monólogo lleno de vida -en realidad constituye un canto agradecido a la vida y al hecho de existir- construido desde la trágica e inevitable consciencia de nuestra muerte. La certeza de la muerte anunciada de Óscar, un niño de diez años aquejado de leucemia, al que le quedan tan solo unos días de vida, le permitirá al autor ofrecer una reflexión de alto contenido humano y alcance espiritual, a partir de las vivencias de aquel en el hospital donde se encuentra y de su relación con otros personajes; especialmente con Mami Rosa, la voluntaria que lo ayuda a afrontar ese trance y recorrer, con toda su intensidad, en tan solo doce días, toda una vida. Más allá de una acompañante bondadosa que lo ayuda a bien morir, Mami Rosa es para Óscar un maestro de vida y un guía espiritual que ayuda al muchacho a acercarse a Dios, con el que establece un emotivo y cercano contacto en forma de cartas diarias, y a descubrir, en última instancia, el sentido y el inmenso regalo de la existencia.

Vestida y dirigida por Juan Carlos Pérez de la Fuente con la elegancia, sencillez y efectividad de quien domina el medio, la versión que estos días se representa en Arapiles 16 presenta la novedad de estar interpretada, en esta ocasión, por Mona Martínez, una actriz de larga trayectoria y amplios registros capaz de sumergirnos en la mirada y la mente de un niño, hacernos vivir con él las diferentes situaciones por las que atraviesa en su recorrido y emocionarnos con la intensidad y verdad de lo que reconocemos y sentimos cercano. Su presencia en el escenario se ve amplificada de tal modo en la multitud de personajes a quienes da vida -una docena- que la soledad de la monologuista, disparada en una activa polifonía de voces y movimiento, nos hace percibir la escena siempre llena. Un emotivo e intenso trabajo que alcanza su paroxismo en los últimos momentos de la pieza, donde la actriz deja verdaderamente su alma sobre las tablas.

Es, en fin, Óscar o La felicidad de existir una propuesta teatral dirigida al corazón y a la mente, íntima y poderosa, capaz de adentrarse sutilmente en lo más profundo de un público que, en algún momento, tan solo llega a vislumbrar cuanto sucede en escena a través del velo opaco de una lágrima en ciernes. La obra permanecerá en cartel hasta el próximo 29 de febrero, en Arapiles 16.

José Luis González Subías

    

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