"La pasión de Alma", una historia de amor (y otras historias) entre la autoficción y la metaliteratura
Arriesgado reto asume Eduardo Galán (Madrid, 1957) al lanzarse a la aventura de publicar una primera novela, tras una larga y coherente trayectoria literaria de más de treinta años, centrada en el género al que ha dedicado toda su carrera: el teatro. Comprensible es, en cualquier caso, para quien conoce los impulsos de la creación, el emprendimiento de cualquier camino y reto que un artista desee asumir, impulsado por esa necesidad imperiosa de querer compartir y contar las inquietudes, anhelos, temores, dudas, fantasmas, deseos y, en definitiva, historias que bullen en su interior (llámese o corazón, o ambas cosas).
No una sino muchas obras teatrales habría podido inspirar el heterogéneo material sobre el que se construye La pasión de Alma, pero ningún drama habría podido contener el complejo mundo psicológico y la multitud de aristas, acciones y personajes que convergen en esta poliédrica novela en la que los planos de la realidad y la ficción se entremezclan y superponen de tal modo que resultaría imposible tratar de recrearlos en otro código literario que no fuera el narrativo.
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Eduardo Galán |
Precisamente la vida docente, que el autor tan bien conoce, es otro de los elementos sustanciales de una novela construida a partir de la relación -en realidad, relaciones- amorosa entre un maduro profesor (Mateo) y una alumna (Alma) a la que saca treinta años. Relación que transcurre dentro el relato -nos hallamos ante una historia dentro de otra, siguiendo el modelo clásico en nuestra literatura del manuscrito encontrado- de forma paralela a la también complicada vida sentimental de Javier Ortiz, profesor de Lengua y Literatura en el IES Beatriz Galindo, a quien el director ha entregado, por su condición de guionista, un manuscrito mecanografiado con el título de La pasión de Alma, hallado entre las estanterías de su departamento.
El productor teatral Enrique Cornejo, junto al autor |
La trama central del manuscrito encontrado se centra, pues, en el amor "imposible" entre Mateo y Alma, el clásico tema literario del viejo y la niña, abocado, en principio, al fracaso; como así parece sucede según el final del manuscrito, firmado por un inexistente Andrés Salinas y Baroja -obsérvese el guiño de los apellidos-, cuyo verdadero nombre trata Javier de descubrir (el elemento detectivesco es uno de los más atractivos ingredientes, en nuestra opinión, de la novela).
No podía faltar el componente metaliterario en un texto escrito por un profesor de Literatura y protagonizado por profesores de Literatura: Bécquer, Larra, Jacinto Benavente, La Regenta de Clarín, Cernuda, Delibes, Pedro Salinas y la generación del 27 asoman en las páginas de la obra, sumándose sus nombres a los de los personajes reales y ficticios de una vida cultural que Eduardo Galán conoce muy bien, y de la que forma parte, llegando el autor a incluirse a sí mismo en la novela como un personaje más -es compañero de Javier Ortiz en el departamento de Lengua del IES Beatriz Galindo- y citar alguna de sus obras teatrales -Tristana, Memoria y olvido (Argentina 76, nunca más)-, en un nuevo juego que se extiende a otras figuras reales que forman parte tanto de la biografía de Galán como del mundo teatral al que pertenece. Dejemos que el lector se sume a este juego y trate por sí mismo de desenmarañar cuanto hay de ficción y realidad en estos episodios biográfico-nacionales que ofrecen un retrato comunicante entre la España de hace cuarenta años y la de nuestros días.
Compañeros de profesión acompañaron al dramaturgo-novelista durante la presentación de su nuevo libro el pasado 22 de enero |
Un sugerente, variado y complejo universo narrativo, en definitiva, donde el amor y el sexo coquetean con la intriga, la memoria y el pasado en una historia de contrastes entre la juventud, los deseos prohibidos y el recuerdo, cuyo final no dejará de sorprende al lector que se adentre en La pasión de Alma.
José Luis González Subías
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