La incorrección "política" y el ingenio descarado de Albert Boadella regresan, en forma de reyerta lírica, a los Teatros del Canal
Echábamos de menos la lúcida independencia y el espíritu crítico de que Albert Boadella (Barcelona, 1943) hizo gala siempre, desde sus comienzos en Els Joglars y su larga trayectoria al frente de una de las compañías más longevas del teatro independiente predemocrático, hasta sus más recientes creaciones en solitario, en las que se ha sentido atraído por la fuerza estética y expresiva del mundo operístico.
En la Sala Verde de los Teatros del Canal, la casa del actor, director y dramaturgo barcelonés durante ocho años, desde su inauguración en 2009, se representa estos días ¿Y si nos enamoramos de Scarpia?, una "reyerta lírica" en la que sus autores, Albert Boadella y Martina Cabanas, su ayudante de dirección, vierten un mucho de buena música lírica -interpretada magistralmente por Belén López y María Rey-Joly- y no poco de comedia corrosiva y desenfadada donde los diálogos y discursos de los personajes ponen de relieve un tema de rabiosa -en el más literal de los sentidos del término- actualidad que, sin duda, no deja impasible al público, sea cual sea el sentido de su reacción.

Con la excusa argumental de un ensayo -se trata de una obra metateatral y metalírica-, para preparar una gala benéfica que tendrá lugar al día siguiente, se juntan en escena tres personajes: el maestro pianista (Antoni Comas), que tratará de dirigir el ensayo y terminará dejándose arrastrar en una dialéctica que irá subiendo de tono y un comportamiento donde aflorarán, finalmente, sus más acentuados y viscerales sentimientos e instintos; y dos sopranos -María (Belén López en esta nueva versión) y Ana (María Rey-Joly)- que manifiestan en su actitud y sus palabras, de un modo intencionadamente exagerado por Boadella y Cabanas, como nota de distanciamiento cómico, dos posiciones en principio antagónicas: la de la mujer "femenina" (María), ajustada a un rol tradicional y tolerante con el papel que "la sociedad" le adjudicó durante siglos, representado de forma dramática en los personajes femeninos de las óperas decimonónicas, que acepta con respeto y entregada; y la de desaforada feminista (Ana) que ha convertido al machismo, que encuentra en todos lados -y por supuesto en la ópera-, en el objeto de su permanente obsesión.

Maravilloso ejercicio de virtuosismo vocal el desplegado por las dos intérpretes femeninas del reparto, Belén López y María Rey-Joly, acompañadas al piano por el tenor Antoni Comas, quien también nos permitió disfrutar en algunos momentos de su melodiosa voz y su destreza en el canto. Esta original reyerta a tres bandas no solo aborda, sin medias tintas ni edulcoramientos, un tema absolutamente polémico en nuestros días, sino que constituye, además, una excelente excusa para disfrutar, en una misma coctelera, de un espléndido abanico de bellas y eternas melodías del patrimonio operístico: La Bohème, Madame Butterfly, Carmen, Gianni Schicchi, Aida, Otello, Rusalka, Don Giovanni, La Traviata, Les contes de Hoffman, Samson et Dalila...; entre las que tienen cabida zarzuelas como El manojo de rosas o La tabernera del puerto.
Una deliciosa mixtura de fantasía lírica, comedia burlesca y sátira social, que divierte, emociona y despeja la mente, es lo que ofrece este ¿Y si nos enamoramos de Scarpia?, de Albert Boadella y Martina Cabanas, que permanecerá en la Sala Verde de los Teatros del Canal hasta el próximo 29 de agosto.
José Luis González Subías
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