Jaime Pastor presenta su comedia mímico-musical "Frido", en el Teatro Soho Club


Todavía impactados con los efectos de la maravilla que vimos sobre el escenario del Teatro Español el pasado sábado, volvimos ayer a recorrer la céntrica Gran Vía madrileña hasta llegar a la Plaza de España, para acudir a una nueva cita teatral; esta vez en una sala que aún no conocíamos, el Soho Club Teatro, instalado en uno de los edificios de esta emblemática plaza, desde donde se dominan las efigies -ahora cubiertas por una lona protectora- de Cervantes y sus dos inmortales personajes. En la primera planta de este edificio, en el que se puede aprovechar para comer y pasar una agradable velada tomando algo en el piso superior, se accede a esta confortable y amplia sala, que muchas compañías del circuito independiente quisieran para sí, idónea para albergar una amplia variedad de representaciones escénicas; especialmente aquellas habituales en el teatro off.

Entre la programación del Soho Club, al parecer centrada en la contratación de monologuistas como Suko, Dani Fonfecha o Diego Arjona -todos ellos salidos de El Hormiguero-, donde la palabra se erige en dueña absoluta de la escena, se ha "colado" estos días un singular y muy diferente espectáculo -aunque con claras concomitancias con el anterior, al tratarse asimismo de una forma de comedia en algunos momentos monologal-, en el que la palabra ha sido sustituida totalmente por el gesto y la expresión corporal mímica. Comicidad, a veces satírica, parodia... pero también sensibilidad y ternura, deseo de comunicar y de despertar la empatía en el público, es lo que ofrece este Frido que Jaime Pastor -guionista también de El Hormiguero-, en colaboración con la violonchelista Ángela Lobato, ha presentado, en estos nuevos y enmascarados tiempos, en la citada sala. En el nuevo montaje creado por este joven madrileño al que tuvimos ocasión de conocer con un anterior y brillante trabajo, Tentenelaire, del que dimos cuenta asimismo en estas páginas, la voz -todavía presente en aquel- ha desaparecido por completo de la escena, para dar paso a una alocución narrativa que dirige, en off, el transcurso de la representación y para ser transformada líricamente, en forma de canciones o remedos paródicos de conocidas melodías.

Pastor incorpora en esta ocasión a su espectáculo un acompañante femenino, Ángela Lobato, violonchelista de amplia formación y prometedora trayectoria que participa de la mayor parte de los sketches o escenas de que consta un montaje de setenta minutos de duración, dando la réplica callada, musical, gestual y emotiva al personaje creado por Pastor, esa especie de pobre diablo, algo desastrado, con cara de buena gente y una eterna sonrisa de inocencia picarona en su rostro y sus ojos -la de los buenos payasos- que, con su sola presencia, sabe ganarse la voluntad y la complicidad del público.

Las historias dramatizadas mímicamente por Jaime Pastor son como la vida misma; nos hacen contemplar la realidad cotidiana, nuestra realidad, desde un espejo que todo lo transforma en caricatura y juego, donde no existe peligro alguno. Como la lágrima que asoma en el rostro del clown, que nos alcanza al corazón pero no deja herida, el payaso sirve de parapeto a nuestros temores y debilidades, que nos muestra para esconderlos tras su máscara -aunque no lleve el rostro pintado- de heroico antihéroe victorioso y derrotado.

Formado en la Escuela del Nouveau Colombier, la trayectoria de este buscador, amante de la escena, que trata de encontrar su propia "voz" sobre ella, aún nos deparará agradables sorpresas en el prometedor futuro que tiene por delante. Nosotros le estaremos esperando. Por lo pronto, si quieren conocerlo, o despedirse de él, lo encontrarán el próximo domingo, a las 20:00 h., en el Soho Club Teatro, con Frido.

José Luis González Subías


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