Esther Berzal y la compañía H el Arte reivindican un nuevo espíritu navideño en "Cerrado por Navidad"
El espíritu navideño se nos ha adelantado en forma de teatro. Pero un espíritu muy burlón, de sesgo femenino, reivindicativo y marcadamente cómico, que ha venido para hablarnos de emancipación, libertad y derechos humanos -también de los renos- vestido con el traje y el color de unos sueños infantiles que han alcanzado la madurez.
En la carabanchelera Sala Tarambana, se representa estos días una nueva creación de Esther Berzal, autora y directora de la pieza que lleva por título Cerrado por Navidad, puesta en pie por la Compañía de Investigación Teatral H el Arte e interpretada por Alicia de Pablo (Mamá Noel), Alicia Calero (Sugarplum Mary) y Lauren Gumuccio (Rodolfa la rena), que dan vida a tres simpáticos personajes decididos a proclamar un importante mensaje (permítanme que les ofrezca el regalo de descubrirlo por sí mismos), envuelto de deliciosa alegría y un contagioso desparpajo, entre picarón e inocente, que se traslada en todo momento a unos espectadores, reales y vivos, al que se dirige.
Sin apartarse por completo del teatro físico que ha caracterizado su trayectoria dramática hasta este momento, en el que la música, la danza y los símbolos ostentaban un destacado protagonismo, Berzal ha dado en esta ocasión un importante salto, adentrándose en el terreno de la comedia y buscando en la palabra y los diálogos la chispa de un ingenio del que había dado ya muestra en otros registros. Y debemos reconocer que este tono no le viene mal, en absoluto, a su nueva obra, engalanada de una refrescante viveza, un desenfado y una frescura más que apetecibles -y necesarias- en nuestros días que la acerca, con el apoyo de algunos pequeños números musicales, al teatro bufo.
Cerrado por Navidad es una obra feminista, llena de femineidad, donde se plantea una peculiar huelga o plante -no a lo Lisístrata, pero casi- en el que Mamá Noel decide alzar la voz y reclamar sus derechos y divulgar sus deseos, harta de soportar la tiranía de su "bonachón" y glotón esposo. Esta peculiar esposa insatisfecha será alentada por una encantadora, ingeniosa y subversiva elfa -que no enano-, Sugarplum Mary, quien junto a una simpática rena, de nombre Rodolfa, mantendrá un divertido y permanente juego escénico e hilarantes conversaciones de a dos o a tres, en las que Mamá Noel ocupará el foco principal de atención.
Alicia de Pablo y Alicia Calero realizan un excelente trabajo interpretativo, en el que destaca la armonía entre el dominio del movimiento corporal y una dicción impecable, y Lauren Gumuccio, en su difícil papel de rena, terminó haciéndonos creer en su amable y tierno disfraz de feliz cérvido gruñón, conspirador y rebelde. Respecto a Esther Berzal, si bien en esta ocasión no la vimos en escena, como nos tiene acostumbrados en sus montajes, percibimos su presencia en cada uno de los movimientos escénicos y en el estilo general de una obra dirigida con singular acierto y un ritmo envidiable. Recurriendo de nuevo a un minimalismo escénico convertido en virtud por necesidad, en el que unos simples paquetes envueltos en papel de regalo navideño y el vestuario -magnífico- de los personajes recrean y transmiten todo cuanto deben recrear y transmitir, la autora de esta entretenida y original propuesta teatral nos ha seducido con su propuesta, haciendo que nos reencontremos con la magia del teatro íntimo y cercano, sencillo y sin alharacas. Solo el talento de unas actrices al servicio de un texto y una idea.
Resulta reconfortante adentrarse en el circuito de las salas de barrio, independientes, donde no abundan las alfombras ni los tapices, pero sí las ilusiones y el agradecimiento en cada mirada, dirigida a espectadores únicos y también singulares y cercanos, donde los ojos tienen nombre y apellidos. La Sala Tarambana, en Carabanchel, mantiene vivo este espíritu, que no debemos olvidar y del que se nutre la esencia del teatro. Allí todavía nos espera, el próximo domingo 22 de noviembre, Cerrado por Navidad, una pieza que, por su contenido y méritos artísticos, merecería mantenerse en cartel -¿Quién sabe? En Navidad ocurren milagros- al menos durante todo el mes de diciembre.
José Luis González Subías
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