Lo real maravilloso sube a escena de la mano de Iñaki Rikarte y su "Quitamiedos"


Anoche se despedía de la sala José Luis Alonso, en el Teatro de La Abadía, Quitamiedos, una obra escrita y dirigida por Iñaki Rikarte (Vitoria-Gasteiz, 1981) que desde el 24 de febrero ha estado representándose en Madrid, dentro del exitoso recorrido -paréntesis pandémico incluido- iniciado por esta nueva creación de la compañía Kulunka Teatro, tras su estreno el 3 de octubre de 2019 en el Teatro Principal de Vitoria.

Ya la sobria e hiperrealista escenografía ideada por Ikerne Giménez se impone nada más entrar en la sala. Ese quitamiedos que muestra un espacio arrancado por lo que sugiere haber sido un claro accidente de coche sobrecoge e inquieta; como lo hace la presencia de un personaje que inmediatamente intuimos se trata de la víctima de dicho accidente, malherida o acaso muerta...

Una situación sobrenatural se desarrolla en escena, protagonizada por dos únicos personajes encarnados por Luis Moreno (el muerto) y Jesús Barranco (su ángel de la guarda), construida a partir de unos diálogos de absoluta naturalidad, en los que, junto a la reconstrucción de la vida pasada del fallecido y la formulación de interesantes preguntas sobre el sentido de la existencia y el misterio de cuanto hay más allá, se presenta asimismo un conflicto amoroso en el que se entrecruzan vivos, muertos y ángeles custodios que muestran sus debilidades más humanas.

Nada parece real y, sin embargo, percibimos cuanto sucede con absoluta aceptación, siendo partícipes de una realidad sobrenatural -un realismo mágico- que comprendemos, compartimos y admitimos como un acontecimiento lógico y esperable, conocido desde siempre -qué cerca sentimos esa oración destinada al ángel de la guarda, en un emotivo momento de la pieza: "Ángel de la guarda, dulce compañía, no me dejes solo ni de noche ni de día; que si no, me perdería"-, hacia el que inevitablemente camina nuestra vida.

Junto con un texto de una excelente calidad y un montaje impecable, que transmite una permanente fluidez -nunca precipitada- a cuanto sucede en escena, apoyado en la efectiva y sugerente iluminación de Javier Ruiz de Alegría y una ambientación sonora, a cargo de Luis Miguel Cobo, sobre la que se sustenta buena parte de la tensión dramática de la pieza, el peso de la representación recae sobre sus dos intérpretes, Jesús Barranco y Luis Moreno, que otorgan a sus personajes el necesario realismo esperpéntico, desde un expresionismo humanizado y enternecedor que se transmite a un público atrapado por la extraña y prodigiosa relación de esta extraña pareja.

Una magnífica propuesta teatral, en definitiva, este Quitamiendos de Iñaki Rikarte que nos ha sorprendido muy gratamente -en realidad, nos ha fascinado- y esperamos pueda ser contemplado por muchos otros espectadores en su, esperamos, aún largo recorrido. Una obra, un autor y director para ser tenidos muy en cuenta.

José Luis González Subías

Fotografías: Aitor Matauco

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