Ramón Gómez de la Serna y la tradición cultural española en versión musical
Anoche se despidió de la Sala Roja de los Teatros del Canal Ramón Gómez de la Serna y la formidable troupe de músicos, cantantes y bailarines que lo han acompañado durante los tres únicos días que su extravagante y distinguida figura nos ha devuelto el Madrid vanguardista y desenfadado de hace cien años, previo a la sinrazón con que dio fin la que, con razón, fue bautizada como Edad de Plata de nuestras letras.
Antonio Castillo Algarra e Ignacio Rodulfo Hazen son los artífices de este Oro y Plata de Ramón (cabaret barroco), estrenado hace seis meses en el Real Coliseo Carlos III de San Lorenzo de El Escorial, y presentado ahora en Madrid, que, a buen seguro, ha dejado un muy buen sonido en el corazón de quienes hemos podido asistir a su representación en los escasos tres días que ha permanecido en cartel.
Un elenco de once intérpretes, repartidos entre músicos, actores y bailarines, dan vida a este llamativo espectáculo visual y auditivo, donde la música y el baile lo son todo. Nos gustaría destacar la bella y cálida voz de Mariví Blasco, que protagonizó momentos de auténtica belleza lírica; la contundencia plástica en los movimientos de las bailarinas Cristina Cazorla y Fátima Cervantes, cuya fuerza y destreza técnica nos cautivaron, siendo el foco de atención asimismo de numerosas escenas, algunas acompañadas por el también excepcional bailarín Eduardo Morante, que arrancaron los aplausos del público (excelente dirección coreográfica de Gala Vivancos). Magnífico trabajo asimismo el de la soprano Pilar González Barquero, el de los intérpretes Javier Sintas, Ignacio Rodulfo Hazen -también a la guitarra barroca- y Antonio Castillo Algarra, que asumió el papel de Ramón Gómez de la Serna y protagonizó igualmente algunos números líricos, acompañado en todo momento, como el resto de las escenas, por la instrumentación musical de Nicolás Casas, Daniel Bernaza, Enrique Pastor y el propio Ignacio Rodulfo.
Sugerente escenografía y vestuario, también a cargo de Antonio Castillo Algarra, encargado asimismo de la dramaturgia del montaje, que acierta a recrear el onírico mundo ramoniano y un juguetón espíritu años veinte presente en todo momento en el escenario.
Los asistentes disfrutamos con esta propuesta teatral, que aúna intención comercial y artística sin disimular sus honorables fines, y que ofrece asimismo una dimensión didáctica de notable interés, muy apropiada para un amplio y heterogéneo público que podrá obtener, en todos los casos, diferentes satisfacciones en función de su edad y formación cultural.
Confiamos en que Oro y Plata de Ramón (cabaret barroco) no tarde en regresar a Madrid, donde creemos que aún tiene mucho que decir, y le deseamos, hasta entonces, un feliz viaje por esos mundos del arte y la fantasía de donde regresó para recordarnos, por un momento, la esencia áurea y argéntea de nuestra tradición cultural.
José Luis González Subías
Fotografías y vídeo: Rafa de Pazos
He asistido al estreno en El Escorial y he tenido la oportunidad de volver a verlo en la sesión del viernes de Los Teatros. Creo que cada vez se superan más. La escenografía es fantástica, el argumento con tintes surrealistas refleja perfectamente el espíritu y vivencias de Ramón de la Serna y los artistas ( actores, músicos, cantantes y bailarines están sublimes.
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