En directo, desde el Olimpo, el mayor espectáculo del mundo de la mano de "Anfitrión" y Juan Carlos Rubio
El Olimpo tiene la sabia costumbre de acercarse generalmente a los humanos solo -dejemos conflictos bélicos y rencillas personales aparte- por causas amorosas. ¡Qué mejor motivo para descender a la tierra, para todo un Júpiter, que conocer carnalmente a la mortal de la que nacería su amado hijo Hércules! La historia de Anfitrión, una más entre las numerosas "conquistas" amorosas del primer burlador de la literatura antigua -es decir, Zeus-, capaz de adoptar múltiples formas para gozar los placeres de la vida carnal -en este caso la de un marido, que comete el error de dejar sola a su esposa para irse a la guerra-, convertida en comedia por Plauto y adaptada a los gustos de la Francia de Luis XIV por Molière, es trasladada a la escena contemporánea por Juan Carlos Rubio, en una actualizada y moderna versión dirigida asimismo por este.
Estrenada el pasado verano de 2020, en un Festival de Mérida marcado por las restricciones propias de la pandemia que aún padecemos, todos los madrileños y visitantes de nuestra ciudad pueden disfrutar ahora, en el Teatro La Latina, desde el pasado 21 de julio, de esta fantástica versión de Anfitrión donde la conocida comedia, vestida con los ropajes y la estética del mundo circense, se convierte en todo un espectáculo.
El resultado de esta singular y original apuesta de Juan Carlos Rubio es, sencillamente, brillante. Cuanto se presenta en escena, desde el primer al último instante, está tocado por el talento y la profesionalidad de un equipo artístico-técnico de primera línea, en el que todo funciona a la perfección; desde el movimiento escénico a cargo de Chevi Muraday, la iluminación de José Manuel Guerra, la música de Julio Awad el vestuario diseñado por Paola Torres y la impresionante, funcional y bella escenografía de Curt Allen Wilmer, Leticia Gañán y Emilio Valenzuela. Todos ellos bajo la dirección de un Juan Carlos Rubio que muestra, en un montaje lleno de frescura, originalidad, sentido del ritmo y del espectáculo dramático, lo mejor de sí mismo como director y hombre de teatro. Excelente lección de lo que puede -y debe- ser un espectáculo teatral de alta calidad literaria -Molière, aunque sea adaptado por Rubio, no es fácil, ni flojo literariamente, en absoluto- y estética, capaz de atraer y satisfacer los paladares del público más diverso, haciendo fácil lo difícil y convirtiendo en comercial -bendita palabra para la salud de la industria y, por ende, el arte teatral- lo que, desde un planteamiento distinto, puede convertirse en aburrido y acartonado.
Y la mayor parte de este mérito -al menos el más directo e inmediato- corresponde a un reparto de lujo, formado por Pepón Nieto (Sosia), Toni Acosta (Alcmena), Fele Martínez (Anfitrión), José Troncoso (Mercurio), Dani Muriel (Júpiter) y María Ordóñez (Cleantis). Magníficos en sus respectivos papeles, tratados desde un código bufo e histriónico más que apropiado al sentido estético de la pieza, ofrecen un verdadero espectáculo de movimiento, y dominio corporal y vocal, en el que llegan a danzar y cantar en perfecta armonía con la palabra y el gesto.
Recursos de la comedia clásica tradicional de todos los tiempos, desde el enredo al disfraz, la confusión de identidades, el criado gracioso, la concupiscencia, la música y el baile, se dan cita en un montaje lleno de color y de magia, que por momentos nos acerca al music hall como nos hace sentir bajo la carpa de un circo.
Una obra, en definitiva, este Anfitrión, más que recomendable para acudir a verla, en estos días de estío que invitan a relajar el rictus y a la diversión, en el Teatro La Latina, donde permanecerá hasta el próximo 8 de agosto.
José Luis González Subías
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