La comedia shakespeariana sienta sus reales, con "Noche de reyes", en las Naves del Español


Se despide el fin de semana, y La última bambalina, fiel a su compromiso -y deseo- quiere dejar testimonio, en este espacio reservado para los amantes del teatro, de su encuentro con uno de los recientes estrenos de la cartelera madrileña. En esta ocasión hemos dirigido nuestros pasos a las Naves del Español, en cuya Sala Fernando Arrabal se representa, desde el pasado 20 de enero, Noche de reyes, una de las grandes comedias shakespearianas, que encierra buena parte de los recursos humorísticos del dramaturgo y de sus reflexiones vitales, junto a sus característicos juegos de ingenio y enredo, los cuales conectan en muchos aspectos con la dramaturgia lopesca española y la comedia plautina, a las que deben no poco esta magnífica y modernizada versión del texto del autor inglés, firmada nada menos que por Álvaro Tato y Helena Pimenta, cuyas diestras manos han sabido crear un producto que aúna el estilo de ambos con la originalidad y excelencia de la obra original.

Enredos de amor no correspondido y de correspondencia imprecisa, equívocos sin intención y engaños intencionados, confusión de sexos y de intenciones, la cordura fingiendo ser loca y el bufón usando su cordura para vestir la realidad y la ficción de un mismo traje... Esto y más se ofrece en una pieza que muestra el rostro más barroco de un Shakespeare tras cuya mueca burlesca asomaba un sesgo de escepticismo hacia el hombre -ser humano-, notablemente marcado en esta comedia cuyo final feliz no alcanza del mismo modo a todos los personajes. Y si no, pregúntesele a Malvolio, víctima de unas burlas a nuestros ojos inmerecidas, y merecedor de un fin que sus maneras y virtud no obtienen como premio. Un Malvolio encantador, del que los mayordomos ingleses tomaron su hechura y maneras, interpretado por un insuperable Rafa Castejón que da lo mejor de sí en este digno personaje hecho a su elegante medida.

Grande estuvo Castejón en su papel, que alternó con el no menos logrado de Antonio; como lo estuvieron Carmen del Valle interpretando a la condesa Olivia,  Haizea Baiges como Viola, José Tomé (Sir Toby/Orsino), David Soto Giganto (Feste/Capitán), Patxi Pérez (Sir Andrew), Victoria Salvador (María) y Sacha Tomé (Sebastián). Un elenco compacto y muy bien dirigido por Helena Pimenta, quien volvió a mostrar sus increíbles dotes para dar vida a los clásicos.

Este peculiar y muy efectivo montaje, pleno de sabor a teatro, es una magnífica amalgama de algunas de las mejores tradiciones de la escena cómica
, pasando por el vodevil, la astracanada y la tragedia grotesca de Arniches, para llegar al existencialismo del absurdo beckettiano. A veces creíamos asistir a alguna escena de El perro del hortelano, como creímos adentrarnos en las oscuras prisiones de La vida es sueño o nos sentimos trasladados a las farsas de Ruiz Iriarte y los sensibles conflictos humanos de Edgar Neville.

Mucho teatro, y buen teatro, es lo que hemos visto en un montaje en el que todo funciona a la perfección, en completa armonía. Ritmo, palabra, intención, actitudes y emociones... La efectividad de este artefacto pulcramente acabado se debe, junto al magnífico trabajo actoral y a la excelente dirección de una versión muy inteligente, a la labor de un equipo artístico que ha sabido dar forma a la idea. Destacan la escenografía y el vestuario que ambientan la historia -trasladada por Pimenta a un intemporal espacio a caballo entre los siglos XIX y XX-, diseñados por José Tomé y Mónica Teijeiro, envueltos por el ropaje lumínico de David Hortelano y el espacio sonoro creado por Ignacio García, en el que las coreografías de Nuria Castejón tienen pleno sentido.

Un gran y muy divertido espectáculo se ofrece, en definitiva, en este nuevo montaje de Noche de reyes, en el que Shakespeare sigue siendo Shakespeare, sin dejar de ser al mismo tiempo otras muchas cosas. Teatro de muchos registros y para todos los públicos que, a buen seguro, seguirá encandilando al público que acuda a su encuentro en la Sala Fernando Arrabal de las Naves del Español, donde  permanecerá hasta el 6 de marzo. Absolutamente recomendable.

José Luis González Subías


Fotografías: José Alberto Puertas

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