"La batalla de los ausentes", alegato antibelicista y antídoto contra sátrapas, de La Zaranda
El pasado domingo tuvimos ocasión de asistir a la representación de La batalla de los ausentes, el nuevo espectáculo de La Zaranda, la veterana compañía jerezana que ha convertido el esperpento, lo grotesco y el humor cáustico en las señas que han identificado sus producciones, desde sus inicios, hace ya bastante más de cuarenta años. Eusebio Calonge vuelve a mostrar su enorme talento dramático y literario en un texto que no defrauda las expectativas -siempre altas- de los que conocemos y amamos el universo teatral de La Zaranda. Al igual que Francisco Sánchez (o lo que es lo mismo, Paco de La Zaranda), director del montaje y uno de los tres actores que lo protagoniza, al lado de Gaspar Campuzano y Enrique Bustos. Estrenada en la última edición del Festival de Olite, en julio de 2021, la obra se presentó en Madrid el pasado 17 de febrero, en el Teatro Español, donde permanecerá hasta el 20 de marzo.
Todo cuanto rodea a ese trío de personajes esperpénticos, a ratos beckettianos, pero sin su densidad dramática, monigotes estrafalarios y ridículos, aunque revestidos de una dignidad quijotesca que nos hace observarlos desde cierta amistosa conmiseración, resulta tan simbólico y miserable como ellos mismos. Su desnudez está mimetizada de tal modo con el ambiente -diseñado por Paco de La Zaranda-, que constituye una prolongación misma de este lugar en ninguna parte, que huele a pasado ya vivido y a féretro. La muerte es el destino lógico de unos seres que quizá siempre, creyéndose vivos, como Pedro Páramo, se encontraban ya en ella.
José Luis González Subías
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