"Los días ajenos de Bob", una lección de vida desde el escenario, plena de humor dramático y literatura


Con el nuevo curso (escolar, político, vital...), La última bambalina inicia también nueva temporada; y lo hace asistiendo a un espectáculo al que nos cuesta clasificar en género teatral alguno. Si acaso, podría tratarse de un forma de bululú contemporáneo, más habitual hoy de lo que nos gustaría, aunque explicable en virtud de exigencias pragmáticas que poco tienen que ver con la libre imaginación creativa. Sin embargo, tampoco llega a serlo, pues el actor que aparece en escena no interpreta otro personaje que a sí mismo; edulcorado si se quiere, fantaseado, metamorfoseado en un yo literario que, como todo ente de ficción, es más real que quien lo sostiene; pero, sea como sea, Bob Pop, el otro yo de Roberto Enríquez, más conocido por el gran público gracias a sus apariciones televisivas junto a Andreu Buenafuente, es el protagonista y el centro de atención del relato autobiográfico (¿autoficcionado?) que Bop Pop comparte con el público, desde un sillón, durante dos horas. Hazaña más que loable, que muy pocos actores son capaces de realizar con éxito. Y damos fe de que Bob lo consigue, y con nota, gracias al interés de cuanto dice, la artística naturalidad con que lo cuenta y a la inteligentísima conversación -unidireccional- de quien se muestra como un comunicador nato, de una amplia cultura y, sobre todo, pleno de unas experiencias de vida donde, desde un sarcástico humor salpicado por ribetes dramáticos de una honda emotividad -en absoluto melodramática-, percibimos el lado más humano de un luchador, puesto en pie para mirarle cara a cara a la existencia, tanto propia como ajena.

Lo que vimos ayer en el escenario del Teatro La Latina no hay duda de que es un espectáculo, en el más completo sentido de término. Haciendo uso de un formato muy cercano al stand up comedy, Bob se desnuda ante un público ávido de escucharlo, con el que conecta desde el instante mismo en que se alza el telón. Los diarios escritos por el autor e intérprete de su texto, publicados entre la primavera de 2017 y el otoño de 2018, con el título de Días ajenos, conforman un sutil e inteligente repaso de la España de los últimos cuarenta años desde la perspectiva de un yo autobiográfico cuyas peripecias vitales se entrelazan con las de importantes figuras del pensamiento, la literatura y el arte que dejaron asimismo recogidos en sus diarios sus anhelos, temores y miserias. El mundo literario construido por el autor es al mismo tiempo una experiencia de vida, construida al unísono de los muchos libros devorados por quien se confiesa y muestra como un lector empedernido.

¿Tan interesante puede ser la vida de un hombre para que otros muchos -hombre y mujeres- sigan su narración con interés, en un largo monólogo construido sobre las reflexiones y pensamientos de un diario? No hay duda de ello; sobre todo cuando quien lo cuenta es Bob Pop. Por numerosos motivos, que invito a escuchar y conocer en primera persona, su vida nos interesa, nos divierte, nos sorprende y, en muchos momentos, nos emociona.

Tengo la certeza de que lo que vi ayer no es teatro, pero sí una función digna de ser (re)presentada y presenciada, que no puede dejar indiferente. Disfruté, aprendí, comprendí, sonreí y aplaudí con agradecimiento por lo que recibí. Dirigida por el propio Bob Pop y Andrés Lima, Los días ajenos de Bob permanecerá este sábado y domingo en el Teatro La Latina. Una experiencia muy recomendable. 

José Luis González Subías


Fotografías: Mauricio Rétiz

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