Un divertidísimo militar fanfarrón, con aires de figurón barroco, en el nuevo "Miles gloriosus" de Plauto


Divertidísimo vodevil este Miles gloriosus versionado por Antonio Prieto a partir de la intemporal y siempre actual comedia de Plauto, dirigido por Pep Antón Gómez con el acierto de quien conoce y domina el registro y el formato. Todo está pensado y previsto en este montaje para el deleite de un público dispuesto a disfrutar, tanto de las delicias de los enredos ideados por el célebre comediógrafo latino hace veintidós siglos, resucitados y actualizados con la chispa y el ingenio de un Antonio Prieto que ofrece asimismo, en su papel de uno de los esclavos del militar fanfarrón, sus altas dotes como actor cómico, como del trabajo de quien sin duda se erige en protagonista absoluto del espectáculo, el celebérrimo y muy popular Carlos Sobera, cuya simpatía y profesionalidad constituyen una garantía de éxito en manos de quien es, no hay duda alguna, un verdadero actor y showman que sabe cómo conectar con el público, y hacerlo de un modo natural y directo, simplemente siendo él mismo.

Prieto ha reducido ligeramente los once personajes del texto original, simplificando la trama y dando realce a la figura del miles gloriosus, a quien convierte -ya lo era en esencia- en un verdadero figurón de comedia barroca, muy efectivo. Sin descartar los recursos del vodevil más al uso -incluidos los números musicales-, el director recurre a algunos guiños propios asimismo de la Comedia del Arte, en cuyos personajes parece inspirarse el tratamiento estereotipado, con aire farsesco, con que han sido construidos los protagonistas de esta versión, tanto en su caracterización como en sus atuendos y maneras en escena.

Los nombres de los personajes se han modificado asimismo en esta versión, que ha buscado potenciar la comicidad en los numerosos juegos de palabras propiciados por estos, el recurso del calambur y chistes fáciles nacidos de las reiteradas confusiones en el uso del lenguaje de este fanfarrón adornado de virtudes inexistentes, fruto de su supina ignorancia y fatuidad, que buscan insistentemente la conexión y complicidad con el público, por la vía del humor sin complejos.

La escenografía diseñada por Alejandro Contreras y el vestuario de Ana Ramos cumplen a la perfección su cometido y responden al tono pretendido para la pieza, al igual que la caracterización a cargo de Lolita Gómez y la composición musical, con aires zarzueleros, de Mariano Marín. Gran trabajo asimismo de los ocho intérpretes que componen el reparto, encabezado, como señalábamos, por un Carlos Sobera que resulta excepcional en su papel; acompañado por Ángel Pardo, Elisa Matilla, Elena Ballesteros, Juanjo Cucalón, David Tortosa, Antonio Prieto y Arianna Aragón.

Acertado montaje el de este Miles gloriosus que tuvo su presentación pública hace tres meses, en el 68º Festival de Mérida, y desde el pasado 26 de octubre puede disfrutarse en el Teatro Reina Victoria de Madrid. Una muy buena opción para quienes deseen pasar una divertida tarde de teatro, sin otra pretensión que la de ser feliz sin morir en el intento.

José Luis González Subías


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