La antiheroica condición humana retratada en el tiempo en que se hace una "Paella"


A este bambalinero le gusta degustar de cuando en vez las variadas y suculentas alternativas teatrales que se ofrecen en el circuito off de nuestra capital, tan pródiga en espectáculos escénicos. Y para suculenta, la sustanciosa paella preparada en la sala Tarambana por David Fernández "Fabu"; no solo desde la escritura de un texto plagado de guiños a la vida interna del mundo teatral, y de una realidad misma poblada de seres humanos que son personajes y actores a un tiempo de una comedia humana tan trágica como ridícula y, en realidad, tan simple como compleja, sino como intérprete de un personaje encantadoramente antiheroico; como lo es su pareja escénica, una fabulosa Nerea Moreno que se marca un inolvidable paso a dos con su consorte y compañero de trabajo.

Amparo y Federico son un matrimonio muy de nuestros días; sin hijos, con las mismas ambiciones laborales; unidos y separados por una rivalidad inconsciente, latente, que aflora el día menos pensado por cualquier situación de lo más trivial, como puede ser la simple y apacible elaboración de una paella. Realmente la situación es lo de menos; lo de más surge por sí solo en los permanentes desencuentros llenos de reproches que van apareciendo en escena, en un largo debate en el que afloran las dudas, temores, complejos, inseguridades humanas y, cómo no, el tan actual e inevitable conflicto de sexos.

Una lucha de poder y de supervivencia se establece en esta larga Paella agónica dirigida con notable acierto por Víctor Velasco e interpretada magistralmente por ambos actores, que llevan el peso de una comedia textual y conceptualmente compleja, cuya trama se pierde, se para, rodea, disloca y coloca en múltiples caminos donde la realidad y la ficción se confunden, y la metateatralidad se hace presente en todo momento. Multitud de temas afloran en este viaje marcado por el tiempo que se tarda en hacer una paella.

El humor se halla muy presente en la concepción de un espectáculo que pretende hacer disfrutar y reír; pero también percibir emociones y provocar la reflexión
. El eterno docere et delectare tan cuestionado en el propio texto, como tantas otras ideas que fluyen a borbotones, sin posibilidad de retenerlas todas y en un desorden aparentemente tan caótico como los guiños al teatro del absurdo también presentes en la pieza.

La naturalidad y el expresionismo interpretativo se mezclan, en un permanente juego escénico de un ritmo desenfrenado donde la música y el movimiento cobran asimismo un especial valor. La escenografía y el vestuario de Laura Ordás prestan la ambientación necesaria a este juego iluminado por Lola Barroso y coreografiado por Amaya Galeote, que finaliza casi del mismo modo como comenzó -pero con la paella acabada- y con las mismas preguntas sin contestar de un conflicto no resuelto que queda balbuciendo y un número musical que sirve para poner fin al espectáculo devolviéndole su clave de comedia.

Una muy interesante propuesta teatral, en definitiva, esta Paella producida por Tarambana Espectáculos que, estrenada en la IX Muestra de Creación Escénica de Surge Madrid, el pasado mes de octubre, ha vuelto a su casa carabanchelera en diciembre, donde permanecerá hasta el próximo sábado. Una nueva oportunidad de disfrutar del talento y el excelente trabajo de dos grandes actores que lo dan todo sobre el escenario. Un lujo verlos.

José Luis González Subías


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