"Vive Molière", un espectáculo farsesco en torno al creador de la comedia clásica francesa, con el sello de Álvaro Tato y Yayo Cáceres


Molière vive, por supuesto, y aún más de la mano de esta nueva producción de Ay Teatro, la compañía fundada por Álvaro Tato, Yayo Cáceres y Emilia Yagüe con la intención de trabajar, desde la experiencia adquirida y el peculiar estilo de quienes han colaborado durante años, en la actualización de un teatro clásico entendido como el "teatro básico" y "de siempre jamás" que pretende, en unos espectáculos plenos de ingenio, enredos y estímulos sensoriales, donde la música, la gestualidad descarada, el histrionismo, el uso del verso y la palabra constituyen la esencia del montaje, arrastrar al público al divertimento elemental -y genuinamente artístico- de la pura teatralidad.

Vive Molière
 se suma de este modo a la andadura iniciada en 2018 con Mestiza, a la que siguieron Todas hieren y una mata (2019) y Malvivir (2021). Estrenada el 1 de diciembre en la sala Juan de la Cruz del Teatro de La Abadía, la nueva propuesta teatral escrita por Álvaro Tato, dirigida por un Yayo Cáceres acostumbrado desde hace años a vestir su palabra, se inspira en la figura del creador de la comedia clásica francesa para, recreando algunas de las escenas más señeras de su obra dramática, idear una trama en torno a la biografía del autor y su difícil relación con una Fama que caería finalmente rendida a su talento.

Las preciosas ridículas
La escuela de los maridosDon JuanEl misántropoTartufoEl avaroEl burgués gentilhombre, El enfermo imaginario y tantas otras creaciones de Jean-Baptiste Poquelin serán recordadas en este justo homenaje al comediógrafo parisino, al igual que su propia vida, recreada con el talento literario y versificador de Álvaro Tato.

Sobre un escenario en el que dominan los tonos oscuros, ataviado con un sugerente y elemental atrezo presidido por un tobogán que conduce al cielo de la Inmortalidad, dos dorados marcos multiusos que serán utilizados para crear los ambientes más dispares, un par de sillas de época y un sugerente y rico vestuario, diseñado por Tatiana de Sarabia -responsable también, en buena medida, del diseño escenográfico-, que aporta la nota de color y la suficiente calidad como para dar el justo toque del barroco versallesco, la dirección de Yayo Cáceres discurre por los parámetros habituales de los montajes que han hecho célebres a Ron Lalá, de la que la compañía Ay Teatro no puede ocultar su claro parentesco. 

Ritmo preciso, dinámico; interacción con el público; interpretaciones musicales en escena; guiños a la realidad y al pasado literario; y, sobre todo, vida, mucha vida sobre un escenario convertido en espacio para la diversión y el juego, donde los cinco intérpretes que intervienen en la trama y el ingenio realizan un extraordinario trabajo actoral, absolutamente alejado del naturalismo. Todo es farsa en este mundo de desencajado -muy encajado- histrionismo; la voz y el cuerpo juegan con libertad en el espacio, estilizados en el paroxismo de un espectáculo cuya pretensión es siempre lúdica e invita a participar y sentirse del mismo modo a los asistentes. La soprano y pianista Marta Estal, que aporta la ambientación musical al espectáculo, exige con justicia ser tratada como actriz en la función dentro de la función que se ofrece, y su personaje se halla a la altura del magnífico trabajo realizado por Laura FerrerMario Portillo, Kevin de la Rosa y Juan de Vera, que darán vida a la Fama y a sus criados Dato, Mito y Chisme, y a los otros muchos personajes que pululan por el singular universo molieresco ideado por Álvaro Tato.

Un gran espectáculo teatral, en definitiva, este Vive Molière que nos acompañará hasta el 30 de diciembre en la sala Juan de la Cruz del Teatro de La Abadía, para devolvernos al espacio del juego escénico y sumergirnos en el lenguaje y el espíritu de la farsa. 

José Luis González Subías


Fotografías: David Ruiz

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