Ramón Paso revive en "Usted tiene ojos de mujer fatal... en la radio" la tradición humorística de Enrique Jardiel Poncela y su obra


Hace ya varios años que la compañía PasoAzorín estrenó su Usted tiene ojos de mujer fatal... en la radio, recuperando para los escenarios -ya lo había hecho Ramón Paso, con su versión de Eloísa está debajo de un almendro, poco antes- la palabra y el estilo de uno de los dramaturgos más originales -y geniales- de todos los tiempos, Enrique Jardiel Poncela, con quien realizó, casi un siglo después de que su bisabuelo diera a la escena su obra, un fabuloso tándem en el que la voz de ambos autores se funde armónicamente en una sola. El perfecto mecanismo dramático creado por Ramón Paso, recurriendo al especular juego del metateatro, que ya en nuestro siglo XIX dio tan buenos resultados a Tamayo y Baus, le permite presentar una divertidísima comedia que suena inequívocamente a Jardiel -su texto es retransmitido por unos "actores" casi improvisados-, pero también lo hace a Paso, cuyo estilo parece haberse mimetizado con el de su lejano antecesor en una perfecta simbiosis adecuada a la época en que este ha querido situar la acción; nada menos que en los primeros años de la posguerra -1941-, y en el día de la Victoria (recordemos que la obra de Jardiel es de 1932).

Paso tiene la habilidad de recuperar el texto jardeliano en el marco de una retransmisión radioteatral
, lo que le permite jugar con distintos planos de realidad -más bien de ficción- que interactúan y cuyos textos se intercalan formando un todo inseparable. El enredo, la confusión, los dobles sentidos, así como los permanentes chistes y chascarrillos están servidos, trasladándonos el autor con su pericia a la más pura tradición del teatro cómico y del disparate del pasado siglo; pero también a una tradición anterior, la del binomio amo-criado que tanto juego dio a la escena desde el siglo XVII y se mantenía con plena vigencia en la comedia española de los años cuarenta, cincuenta y sesenta; una comedia que hizo de la relación entre la mujer y el hombre, con frecuencia, la esencia de sus conflictos y creó la imagen de un donjuán reconocible en las obras de Jardiel Poncela o Ruiz Iriarte, y más tarde en Alfonso Paso -abuelo de nuestro dramaturgo-, de quienes Ramón Paso es digno heredero.

El donjuán de Usted tiene ojos de mujer fatal es Sergio, que en la ficción ramoniana será representado nada menos que por el propio Jardiel (Enrique, en la obra), interpretado a su vez por el actor Sergio Otegui; y asumirá el papel de su fiel criado -con aires de mayordomo- Oshidori, otro importante personaje de su tiempo, el dramaturgo, empresario y director teatral Gregorio Martínez Sierra, a quienes dará vida Juan Carlos Talavera. Una divertidísima limpiadora del discreto teatro donde se inicia la acción, de nombre Catalina (magnífico papel el de una Ana Azorín que vuelca en sus personajes un registro cómico inigualable), será la encargada de representar en la ficción del teatro radiotransmitido a la singular Pepita, marquesa convertida en criada para estar junto a Sergio, y a la más singular y extravagante Francisca, que goza con el sufrimiento y se dispone a formar parte de esa peculiar servidumbre de mujeres abandonadas que rodea al seductor implacable. Completan el reparto una espléndida Ángela Peirat que, desde su papel de Florita, interpreta a la furibunda condesa Adelaida; Inés Kerzán, en quien confluyen los amores de la representada Elena y la no menos ficticia actriz Carmen -personaje inspirado en el primer gran amor de Jardiel, que hace honor al segundo en su nombre- con sus respectivos Sergio y Enrique (interpretados por el ya citado Otegui); y Carlos Seguí, quien da vida al desastrado actor Cosme Vidal, a cargo, en la función retransmitida, de Pantecosti -sobrino del viejo marqués que desea casarse con Elena- e Indalecio, el disparatado chófer argentino de Sergio.

Siguiendo el legado de Zorrilla, el amor por Elena hace sucumbir a Sergio y domeñar su vigoroso afán conquistador. Y, como buena comedia, el triunfo del amor se impone asimismo en la relación de Enrique y Carmen. Ramón Paso lanza de este modo un guiño afectuoso a aquel primer gran amor de Jardiel, lanzándoselo asimismo a la mujer que lo acompañó después, hasta el final de sus días.  

Paso pretende, y consigue, con esta obra reivindicar no solo el teatro no siempre cómodo ni fácil de un genio del humor y de la palabra, Enrique Jardiel Poncela, quien creó un modo de hacer comedia inconfundiblemente jardeliano, sino la memoria y el nombre de un dramaturgo que, habiendo empezado a escribir teatro en la República, siguió haciéndolo, tras la guerra, en los más duros tiempos de un régimen que miraba sus obras con recelo al tiempo que su figura era asociada con este. Ese "no opino" que utiliza su bisnieto, para reflejar la autocensura de un autor que debe sobrevivir en un estado donde se impone el miedo, muestra el verdadero sentir y el dolor de quien, como tantos otros artistas de su tiempo -y de siempre- quiso vivir lejos del horror y la locura inhumana: "¿No ves lo que la guerra ha hecho con él?", afirma Gregorio; "En Sudamérica le acusan de fascista, y aquí le prohíben lo que escribe y matan a sus amigos. Él no quiere opinar ni quiere tener que ver con los salvajes de un lado ni de otro" (Usted tiene ojos de mujer fatal... en la radio, Barcelona, Carena, 2017: 96).  

Por lo que respecta a la escenografía, Ramón Paso, como es habitual en sus montajes -el autor dirige siempre sus obras-, utiliza los mínimos elementos para ambientar los espacios, haciendo visible la caja negra del escenario y centrando la atención prioritariamente en el texto y la interpretación -siempre sujeta a la intención y la palabra- de los actores; con una iluminación básica, elemental, y un vestuario simple, suficiente para recrear el tiempo en que sitúa la acción y traducir mínimamente la psicología de los personajes.

Los seis años que han pasado desde el estreno de esta divertida -y compleja- comedia que es Usted tiene ojos de mujer fatal... en la radio no han restado efectividad a sus muchos aciertos, que la han convertido en uno de los textos más exitosos del repertorio de Ramón Paso. Recuperada hace unos meses en el Teatro Reina Victoria, esta vuelve a representarse en dicho teatro, desde el pasado 10 de abril, todos los lunes. Una excelente oportunidad para recordar el ingenio cómico de Enrique Jardiel Poncela y comprobar, de la mano de su descendiente, la vigencia de un teatro de otro tiempo, cuyo desenfadado y descarado sabor a rancio lo hace más atractivo, moderno y transgresor que nunca.

José Luis González Subías


Fotografías 1-3: María Jordán
Fotografías 4-5: Nelson Pará

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