Poesía, política y teatro en "Torre del Aire", de Valentín Martín; un nuevo acercamiento teatral al realismo histórico


Torre del Aire; con tan poético título se presentó el pasado 1 de octubre, en la sala La Encina, esta obra escrita por Valentín Martín, un hombre avezado en la vida y en la palabra que ha sabido fundir ambas en lo que podríamos calificar de retrospectiva nostálgica de un tiempo pasado que sabemos existió, pero que comienza a difuminarse en una sombra de ensueño, equiparable ya a las quimeras literarias, para quienes no lo vivieron.

Valentín Martín rememora, en esta recreación dramática con aires de autoficción, la España de mediados de los años sesenta, a través del recuerdo de un hombre maduro que espera, en una romántica estación de tren -de las de entonces, de esas en las que los viajeros se perdían entre el humo de las locomotoras, mientras el jefe de estación adornaba aquella estampa inmóvil con su silbato-, el viaje a ese lugar de donde uno en el fondo nunca se ha marchado

La huida del conformismo y los barrotes de una ciudad -todos tenemos la nuestra- que se hace siempre pequeña para quien anhela volar y cambiar el mundo, y el firme compromiso con la revolución marxista, impulsan a un joven universitario a dejar atrás el amor que siente por una adolescente de familia conservadora, que también se rebela -desde la liberación del "yo"- contra la imposición familiar, en un tiempo en que el gris enmohecido y la naftalina empezaban a convivir con los colores y la voz luminosa del futuro anhelado.

Acompañados por la banda sonora de aquel tiempo, bellamente recreada por la guitarra y la voz de Daniel Hare, bajo la atenta mirada del creador de este recuerdo, asistiremos a la fugaz historia de amor de los dos jóvenes, y contemplaremos el choque entre la realidad y el deseo, encarnados en la conflictiva -e imposible- relación entre los padres de la chica y ambos jóvenes.

Unas simples sillas plegables, una maleta, algunos libros amontonados y unos periódicos son todo el atrezo que necesita una obra sostenida en la palabra del autor. Es su voz la que cobra todo el protagonismo, hecha carne, bajo la dirección de Antonio Travieso, en el comedido y generoso trabajo de un grupo de actores  -Ricardo Galán, Raúl Galdón, Cristina Eiriz, Guadalupe Huertas y Juan M. Romero- que, con sobriedad y solvencia, se convierten en transmisores de los sentimientos emanados desde la palabra poética, existencial, y también política, que aflora del texto.

Es esta una obra singular, poco habitual en los escenarios; escrita desde la madurez, la reflexión y la sensibilidad de quien se sabe tan caduco como el tiempo ido. Un texto dramático de hondo y valioso contenido literario y humano, pleno de experiencia, que requiere un receptor a la altura -intelectual y vital- de dicho código para que su significado -junto con los innumerables guiños de época- sea totalmente entendido. En cualquier caso, se trata de un tipo de escritura teatral necesaria, que reivindica la fuerza de una palabra a la que siempre debemos volver, como instrumento de pensamiento y libertad... y expresión de las más altas aspiraciones, pero también los más íntimos sentimientos, del ser humano.

Esa Torre del Aire de Valentín Martín volverá a representarse los domingos 22 de octubre y 5 de noviembre, en La Encina Teatro. Una buena opción para cambiar de registro y sumergirse en la cercanía de un teatro poético y político, con sabor a nostalgia de un pasado perteneciente a un siglo que se nos fue.

José Luis González Subías


Fotografías: F. Bódalo VK

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