Los traumas de la adolescencia y el sistema educativo desde la perspectiva de un "Samurai"


Ayer estuvimos en la carabanchelera Sala Tarambana para presenciar el estreno en Madrid de Samurai, un texto del dramaturgo gerundense Ferran Joanmiquel Pla, producido por la Sala La Mercantil, del municipio leridano de Balaguer, donde fue estrenado el 22 de diciembre de 2022. La pieza de Pla, ganadora del II Premi de Teatre Àngels Poch, es un monólogo de poco más de una hora -extensión siempre agradecida en este tipo de formatos- que recoge la declaración y provocativo discurso lanzados contra un sistema educativo que considera caduco, conformista y cansado -y con él, sus representantes-, por un profesor de secundaria acostumbrado a ser ave de paso e incómodo sustituto, que se considera distinto y superior a todos aquellos a quienes se permite juzgar.

El personaje interpretado por Javier Lázaro, Jorge, arrastra un pasado traumático, ligado a un padre autoritario e insensible, que ha condicionado su forma de enfrentarse a la vida y relacionarse con los otros, desde el desprecio, la autoaniquilación y la superioridad del rebelde. Desde su iconoclasta e inconformista posición, se piensa innovador y original en unas clases en las que siente una especial conexión con los alumnos tan diferentes -también atormentados y traumatizados- como él mismo. Y así le sucede con Dani, un extraño adolescente de un singular talento para el arte, el único que arrostra el reto planteado por Jorge de pintar un cuadro, inspirado en Francis Bacon, con sangre de cerdo que previamente les ha facilitado -singular ocurrencia la del profesor-; al que alaba por haberse atrevido a hacer real lo imaginable.

El horroroso crimen cometido por este, quien mata a sus padres con la frialdad que el célebre asesino de la katana -también de dieciséis años- culminó en el año 2000 un brutal parricidio y fratricidio que conmocionó al país, del que se realizó incluso un documental en 2018 -Yo fui un asesino-, altera la vida del instituto donde transcurren la mayor parte de los sucesos de la historia, y salpica a Jorge, a quien se censura y expedienta por el uso de la sangre en su clase, hecho que de algún modo se relaciona con el comportamiento psicópata del menor.

Sin más atrezo que una mesa central en la que se amontonan algunos dibujos del profesor y otros objetos como un ordenador portátil, y el empleo de una pequeña cámara con la que el actor se graba en diferentes momentos de la trama, el propio Ferran Joanmiquel Pla dirige este monólogo que otorga todo el protagonismo al actor Javier Lázaro, cuyo trabajo es digno de elogio. El espacio escénico -que otorga a la imaginación lo inexistente a la vista-, utilería, vestuario e iluminación han sido diseñados por Mercè Bosch y María Monseny.

Merece la pena acercarse a estos espacios teatrales alternativos, humildes, pequeños, en las que han nacido proyectos de gran calidad que, en ocasiones, han pasado después a los grandes escenarios. Es esta, además, una buena forma de conocer el trabajo de nuevos creadores y artistas, como sucede en el caso que nos ocupa. Samurai seguirá representándose todos los sábados de este mes de febrero, a las 21:00 h. en la Sala Tarambana. ¡Pasen y vean!

José Luis González Subías


Fotografías: Michal Novak

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