"Sollertinsky", teatro danza y notas de Shostakovich, en la sala Cuarta Pared


Sollertinsky... con ese título tan llamativo y la idea de encontrarnos con una pieza de teatro danza y notas de Shostakovich, nos dirigimos ayer a la sala Cuarta Pared para asistir al estreno de esta singular obra creada y dirigida por Julio Provencio.

Sollertinsky
nace de una inspiración ambiciosa, que trata de aunar distintas especialidades artísticas en un espectáculo conjunto donde todas ellas bailen una misma voz y hablen una misma danza. Con el fondo argumental de una historia relacionada con dos amigas que han perdido a una tercera, Marta, cuya presencia es obsesiva y permanente, Provencio nos presenta un cuadro mental y emocional lleno de imágenes visuales y auditivas -muy bellas por separado y en su composición-, intercalado de escenas monologales donde la palabra se hace presente para expresar un cúmulo de sentimientos que, a pesar de nuestro deseo de hacerlo, lamentamos confesar no acertamos a captar ni comprender. Al menos, no su sentido y su unidad. Multitud de símbolos plásticos, arropados por la hermosa cadencia del violonchelo, violín y piano del trío nº 2 de Shostakovich, dedicado al musicólogo Sollertinsky, gran amigo del compositor ruso, llamaban nuestra atención y alertaban nuestros sentidos, pero no llegamos a captar el sinuoso hilo conductor de lo que se conformaba como una ensoñación poética y sentimental, de evidente concepción artística, pero que no llegaba -a nuestros ojos- a concretarse en una idea a la que nos pudiéramos asir. Sí en un latido, una misma forma y un pulso acorde, pero que no conducía a ninguna dirección.

Excelente nos pareció la ejecución musical de la pieza de Shostakovich mencionada, a cargo de María Cardiel, Fabiola Sebastián y Samuel Martín, al igual que el trabajo interpretativo de Irene Doher y Macarena de Rueda, encargadas de dar vida a los dos personajes humanizados de un reparto que, con Sergio Jaraiz y Paola Cabello Schoenmakers como figuras principales de la danza, junto con Cristina Subirats y Fabián Augusto Gómez, nos ofreció momentos de gran belleza plástica.

Destacable el trabajo de iluminación -muy efectivo el uso dado a la luz proyectada sobre los espejos al inicio de la función- realizado por Cristina L. Bolívar y Juan Andrés Piazza, y efectiva y sugerente la escenografía diseñada por Berta Navas.

Sensaciones encontradas, por tanto, ante esta propuesta escénica que presenciamos ayer, cuyos reparos y aciertos hemos ya esbozado. Sirva, para concluir, esta breve reflexión, nacida a vuela pluma tras salir de la representación: la mixtura de lenguajes y el lenguaje plurisignificativo corren el riesgo de desembocar en un lenguaje incomprensible y en la ausencia de comunicación. El mejor modo de salir de dudas sobre el alcance de estas palabras es acercarse a la sala Cuarta Pared para ver Sollertinsky, una arriesgada y valiente propuesta escénica de Julio Provencio, que se representará, de jueves a sábados, hasta el 2 de marzo.

José Luis González Subías


Fotografías: León Velásquez

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