"Salomé", de Magüi Mira, inaugura la nueva edición del Festival de Mérida en Madrid con un rotundo triunfo


Excelente comienzo de la nueva temporada del Festival de Mérida en Madrid 2024, que Jesús Cimarro, director del festival extremeño, traslada al Teatro Bellas Artes para poner al alcance del público madrileño algunas de las piezas que, en la edición previa a la que pronto echará a andar, se representaron en los espacios de la localidad emeritense. Este año le ha correspondido tal distinción a Salomé, de Magüi Mira, el Edipo de Sófocles y El regalo de Zeus, comedia original de Concha Rodríguez, las cuales asentarán sus reales consecutivamente, durante tres semanas, en el citado teatro madrileño.

Ayer se inició este periplo con el estreno de Salomé, una obra escrita y dirigida por Magüi Mira, creada a partir de la historia de la princesa Salomé (Belén Rueda), hijastra -y sobrina- del rey Herodes Antipas (Juan Fernández), casado ahora con su madre Herodías (Luisa Martín), cuya obsesiva pasión por Juan el Bautista, no correspondida por el predicador hebreo, que permanece encerrado en un calabozo por mandato del rey a causa de sus beligerantes críticas a un matrimonio que atentaba contra la ley judía y contra la licenciosa libidinosidad imperante en la corte de Judea, impulsó a la joven a pedir su cabeza. Pese al temor de Herodes a cometer un acto que podría provocar el levantamiento del pueblo, esta le fue finalmente concedida, siéndole servida en una bandeja.

Mira ha sintetizado con habilidad el momento culminante de la historia -el de la muerte del Bautista, cuya degollación no se muestra en escena, si bien se recrea posteriormente con la presencia de su cabeza traída en la bandeja-, conduciéndonos a él sin ambages y adornando el recorrido de múltiples estímulos escénicos destinados a ofrecer lo que a todas luces se manifiesta como un completo espectáculo teatral. La inclusión de la estrella Sirio (Sergio Mur) como personaje, símbolo de vida y de luz, que observa cual deidad supraterrena las miserias y afanes de los violentos y envilecidos mortales, constituye un verdadero acierto escénico; como lo es su hermafrodismo, presente en el uso de su cuerpo, su voz y su atuendo. Otro destacado acierto es el componente musical del drama, focalizado en la figura del Bautista, cuyo intérprete, Pablo Puyol, ofrece escenas líricas de una altísima calidad que aportan una inequívoca seña de identidad al espectáculo.

Sobre un texto de muy correcta factura, que alterna la poeticidad literaria con un lenguaje en ocasiones procaz y actual, sin perder nunca su efectividad escénica, y apoyada en un equipo artístico de enorme categoría (la esencial y sugerente escenografía de Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán, la iluminación de José Manuel Guerra, el vestuario de Helena Sanchis o la música de Marc Álvarez), Mira ha construido un montaje atractivo, sugerente, intenso y diverso, donde los mensajes reivindicativos afloran sin disonancias, capaz de alternar el drama con la comedia, y el teatro musical con un expresionismo de tinte esperpéntico que otorga a la pieza una singular originalidad y rebaja la tensión de un dramatismo trágico que nunca llega a aflorar definitivamente.

Excelente trabajo asimismo el de un reparto de muy alto nivel, con una magnífica Belén Rueda a la cabeza que demuestra con nota su capacidad para pasar del celuloide a las tablas con la facilidad de las grandes actrices. Del mismo modo que la veterana Luisa Martín, popular rostro televisivo con una fecunda trayectoria teatral a sus espaldas, o el actor sevillano Juan Fernández, quienes nos ofrecieron momentos magistrales en sus respectivos papeles de Heroídas y Herodes. Espectacular estuvo también Pablo Puyol, como Juan el Bautista, tanto en sus intervenciones habladas como en sus estelares escenas musicales; al igual que Sergio Mur en su estilizada y grácil interpretación de la estrella Sirio. Gran papel asimismo el de los cuatro actores que componen la guardia personal del rey -Antonio Sansano, Jorge Mayor, José Fernández y José de la Torre-, cuyos personajes, tanto por su texto como por sus medidos y sincronizados movimientos -coreografiados por Pedro Almagro- nos recordaron a ese "simpático" trío de empleados que en El tintero, de Carlos Muñiz, cantan aquello de "Viva la vida, alegre y divertida".

Una magnífica velada teatral, en definitiva, fue la que vivimos ayer en el estreno en Madrid de esta Salomé de Magüi Mira que nos ha sorprendido -en su faceta de autora, no de directora, que ya conocíamos y apreciábamos- muy gratamente. Este fugaz paso de la obra por Madrid solo se mantendrá hasta el próximo domingo 5 de mayo, así que, si desean comprobar por sí mismos cuanto acabamos de expresar, no tienen más que acercarse al Teatro Bellas Artes. Una muy buena opción teatral para este largo puente de mayo.

José Luis González Subías


Fotografías: Jero Morales

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