"Elisabeth Siddall", un monólogo de altas aspiraciones estéticas y humanas, y ribetes poéticos, en la Sala Lola Membrives


Por tercera temporada, Elisabeth Siddall, un texto de Inés Piñole adaptado para este montaje por la actriz María Giménez de Cala, ha recalado en el Teatro Lara de Madrid, en la alternativa e íntima Sala Lola Membrives, a la que esta singular pieza se adecúa perfectamente por su estética y formato.

Escrita en forma de monólogo -género de mucho riesgo para el escenario, a pesar de sus indudables ventajas económicas-, la obra se centra en la figura de la artista y poeta inglesa de la que toma su título, que ejerció de modelo para los pintores de la Hermandad Prerrafaelita, en el siglo XIX, y especialmente de quien fue su esposo, Dante Gabriel Rossetti, quienes inmortalizaron su esbelta y bella imagen -caracterizada por su largo cabello de un rojizo intenso- en numerosos cuadros, entre los que destaca la conocida Ofelia de Millais, cuyas largas sesiones de trabajo, sumergida en una bañera helada, hicieron enfermar a Siddall.

La reivindicación de la figura de Siddall, opacada en su faceta de poeta y pintora en una hermandad artística formada solo por hombres, le sirve a la autora del texto para dar visibilidad a una mujer que vivió en una sociedad dominada por estos; y, utilizando este motivo, reclamar lo propio en nuestro tiempo. Elisabeth, enferma, cansada y adicta al láudano, se nos muestra como una víctima de su condición social y de su género; y ese es el principal mensaje de una obra que sobresale por la poeticidad de su lenguaje, la intensa y sentida interpretación de María Giménez de Cala, y el acabado estético del conjunto, en el que cobra un especial valor el espacio escénico creado por Enrique Martínez y la valiosa aportación musical de Bruno Axel.

Paco Montes ha dirigido con acierto un espectáculo que, en cualquier caso, y a pesar de sus valores, nos parece algo lánguido; sensación seguramente pretendida y acorde con la situación vivida por el personaje. La acción se mantiene, a nuestros ojos, excesivamente estática y hablada, sin llegar a calar verdaderamente en el receptor -al menos, en quien esto escribe-, que observa intentando extraer algo más, o emocionarse más... sin conseguir hacerlo.

Consciente de la subjetividad inherente a toda opinión, reconozco que en esta ocasión no he sabido o no he podido conectar con un montaje y un texto que, seguro, tienen mucho que decir y aportar, a juzgar por su ya largo recorrido y la aceptación del público. Les invito a hacerlo, acercándose a la Sala Lola Membrives del Teatro Lara, donde Elisabeth Siddall seguirá representándose todos los miércoles, hasta el 24 de julio.

José Luis González Subías


Comentarios

  1. El arte es así provoca diferentes sensaciones ...
    Me parece una muestra digna de disfrutar y descubrir.

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  2. Wilfredo A. Ramos24 de junio de 2024, 5:54

    El trabajo del actor en solitario sobre un escenario siempre es un reto del que no se sale bien parado en muchas oportunidades.

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