El teatro gore de Francisco J. de los Ríos se reinventa en "Milagros", una farsa negra, entre la crueldad y absurdo, estrenada en La Casa de Rovodorovsky
La última bambalina retoma su actividad acercándose al teatro desnudo y esencial, teatro en las catacumbas, de resistencia y de subsistencia -personal y artística-, donde nos encontramos con el rostro sin máscara, más allá de la escénica, de quienes crean el tejido artesanal que sostiene -o eso queremos creer- la industria teatral. O quizá no; posiblemente la industria vaya por otro lado y ni los roce. Pocas compañías como la que dirige Francisco J. de los Ríos desde hace años en Madrid, bajo el significativo nombre de Teatro del Sótano , expresan mejor esta concepción del hecho escénico: una forma de entender el teatro que aún sigue creyendo en su capacidad transformadora del mundo ; enraizada, en unos montajes llenos de significado donde lo superfluo no tiene cabida y cada palabra, cada acción, responden a una intencionalidad dirigida a conectar, conmocionar e impactar en el público, en una suerte de ritual sacro-profano, de origen primigenio, destinado a provocar en él la catarsis ...