Bibiana Fernández interpreta a una actriz en decadencia, sacrificada por sus hijos, en "La señora o El día de las criadas"


El pasado 3 de julio, tuvo lugar en el Teatro Pavón el estreno de La señora o El día de las criadas, un montaje escrito y dirigido por Pablo Quijano, que cuenta con el interés y atractivo de volver a ver a Bibiana Fernández en escena. Y decimos bien, porque, más allá de la curiosidad de reencontrarnos con la desbordante personalidad, fuerza y presencia escénica de la otrora diva y musa mediática de la Transición española, poco pudimos rascar de una obra que nos resultó insulsa, pretenciosa, excesivamente rebuscada en su confección estructural y textual -sin que eso añada profundidad alguna a su sentido-, y cuyos medios técnicos resultaron insuficientes para salvar una pieza que, en nuestra opinión, hace aguas por muchos lados. 

Con la referencia de un icono de la dramaturgia contemporánea como telón de fondo, Las criadas de Jean Genet, Quijano ha creado una historia en la que se entremezcla realidad y ficción; una suerte de creación parautoficcional donde algunos aspectos de la trayectoria vital de Bibiana Fernández afloran en María, la actriz a la que da vida; a los que se suman otros que no resulta difícil relacionar con otros personajes y sucesos de la época. Y puede que ese sea uno de los mayores aciertos de la obra, la rememoración de un periodo de nuestra historia reciente, muy bien ambientado.

A sus setenta años, María, famosa actriz retirada desde hace décadas, es convencida por sus dos hijos adoptados, que tratan de utilizarla para lanzar su carrera como directores, para interpretar la obra de Genet que la censura le impidió estrenar en su momento. La degradación moral que manifiestan desde el inicio mismo de la pieza, se hace visible en sus orgiásticas ceremonias, donde, en un permanente estado de lujuria, abandono al placer y a los excesos, reviven el universo enfermizo de Claire y Solange, las criadas de Genet.

Algo de impostado, de guiño cómplice que busca el reconocimiento en unas prácticas epatantes, pero a la moda, percibimos en una historia que busca la incorrección política dentro de lo correctamente incorrecto; cuyo mensaje va dirigido a un público que se sabe comparte y conoce aquello que se le insinúa o de que se habla. Apenas trasciende nada original, nada verdaderamente irreverente e iconoclasta; solo naftalina de rebeldía acomodada y habituada al halago.

Por lo que respecta al planteamiento mismo del espectáculo, a sus medios artísticos, la escenografía de Alfonso Barajas, de la que destacamos la enorme cortina rojo púrpura que preside el fondo del escenario, respaldada por una iluminación a la que Ernesto Caballero -asesor artístico del espectáculo- saca un gran partido, cumple perfectamente su cometido. Podría haberse explotado, con mejores resultados, la ambientación musical y sonora de la pieza (a cargo de Javier Carreño y Xoán Fórneas), aprovechando las virtudes y la experiencia de Bibiana Fernández en este medio; como pudo comprobarse en la interpretación de la actriz y cantante del tema "Al vent", de Raimon.

Unas palabras de reconocimiento merecen asimismo los tres intérpretes que protagonizan la pieza. En primer lugar Bibiana Fernández, que mostró su dominio del escenario y sus dotes como actriz, especialmente en algunos momentos de mucha verdad y cercanía; pero también los actores Xoán Fórneas y César Vicente, que derrocharon entrega y una fuerza que hubiéramos preferido más dosificada. En general, hay un exceso de griterío en escena, que la amplificación del sonido a través de los micrófonos no ayuda a mitigar, sino todo lo contrario.

Las gentes del teatro sabe que los estrenos son siempre un campo de pruebas que sirve para solventar problemas, realizar ajustes y ejecutar cambios de última hora. La señora o El día de las criadas permanecerá en el Teatro Pavón hasta el 4 de agosto, así que seguro que quienes se acerquen a ver este espectáculo percibirán esas mejoras y tendrán ocasión de comprobar su valía, adoptando su propio criterio respecto a una obra que contribuirá a aliviar los rigores del estío madrileño.

José Luis González Subías


Comentarios

  1. Raúl Duque Motilla7 de julio de 2024, 12:30

    Por ser muy buenos con lo de las interpretaciones, porque da todo bastante vergüenza. Que Bibiana es actriz? Bueno, es maja, pero actriz…. Salgo del teatro indignado.

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