"El monte de las ánimas", historias de terror llevadas al teatro por José Ramón Fernández, de la mano de Bécquer y otros románticos

 

Con el subtítulo de "Historias de terror" se presentó, el pasado 1 de noviembre, coincidiendo con la festividad de Todos los Santos, El monte de las ánimas, una producción del Teatro Fernán Gómez que trata de devolver a los espectadores el gusto por una tradición literaria y cultural que corre el peligro de ser olvidada. Loable empeño de Juan Carlos Pérez de la Fuente, director de este importante enclave escénico de la capital, propiedad del Ayuntamiento, que compartimos.

El título de este montaje, dirigido por Pepa Pedroche e Ignacio García, alude a una conocida leyenda de Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) que José Ramón Fernández, autor de la dramatización que estos días se representa en la Sala Jardiel Poncela del Teatro Fernán Gómez, ha utilizado como base argumental de un texto cuyo planteamiento dramático recurre a la estructura tradicional de los cuentos enmarcados, en la que diferentes personajes relatan una serie de historias para amenizar la estancia en un determinado lugar y dejar transcurrir el tiempo en compañía. Marco característico de la vieja narrativa oral, a la que remiten en todo momento las leyendas y relatos escogidos por el dramaturgo para llenar el contenido de una trama, sin apenas acción, que se desarrolla a lo largo de una noche... la Noche de Difuntos. Esa permanente y excesiva presencia de lo narrativo es precisamente, a nuestros ojos, el mayor reparo que puede ponerse a una propuesta teatral cuya puesta en escena resulta, en otros aspectos, impecable.

En un marco ambiental de estética realista, propiciada por la escenografía y el vestuario diseñados por Ana Ramos -uno de los aspectos más sobresalientes del montaje- y la iluminación de Francisco Ruiz Ariza, que nos sitúan en un inequívoco siglo XIX cercano a la época en que Bécquer dio a la pluma sus leyendas, los cuatro jóvenes que protagonizan la historia, inmersos en la oscuridad y los fantasmales ruidos -su abuso reduce el efecto perseguido- de una noche en la que los muertos parecen rondarles, viven unas angustiosas horas, llenas de temor y zozobra, junto al Monte de las Ánimas.

El público más avisado reconocerá muchos de los relatos -escogidos entre algunas de las obras más genuinas del romanticismo español- que asoman en las palabras de los personajes; esas leyendas toledanas y sorianas que alimentaron la imaginación de los pueblos de Castilla, y que nuestros poetas románticos llevaron al papel para inmortalizar su recuerdo. Espronceda, Zorrilla, Bécquer... especialmente este último, reviven en las historias recogidas por José Ramón Fernández, quien añade guiños propios a la voz de los personajes y trata de aunar, en un discurso coherente, relatos unidos quizá por una misma temática, pero sin relación alguna entre sí, dando al conjunto una estructura que mantenga el interés y concluya teatralmente.

Los cuatro intérpretes que conforman el reparto (Alba Recondo, Javier Godino, Lucía Esteso y Pablo Béjar) se hallan a la altura de su cometido y ofrecen una actuación correcta, con algunos momentos de especial intensidad dramática protagonizados por Javier Godino -la voz principal y de mayor peso en el conjunto- y Alba Recondo, cuyos personajes mantienen una relación amorosa que será relevante en el desenlace de la pieza.

Los amantes de las historias sepulcrales, de muertos y aparecidos, esas historias para no dormir contadas al calor de la lumbre y en amistosa compañía, tienen la oportunidad de dejar por un rato el voraginoso e infatigable -y fatigante- ruido de la ciudad para adentrarse en un espacio donde el tiempo se detiene y, amparados por el silencio y la palabra, acercarse a El monte de las ánimas, que podrán disfrutar hasta el 8 de diciembre, en la Sala Jardiel Poncela del Teatro Fernán Gómez.

José Luis González Subías


Fotografías: Luiscar Cuevas

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