"El jefe del jefe", una original comedia de Lars Von Trier, con un divertido e histriónico Fernando Gil en el papel principal


Que Fernando Gil es un excelente actor de teatro ya lo sabíamos; tuvimos ocasión de comprobarlo hace ya algunos años, en el María Guerrero, en su magnífica interpretación del príncipe idiota de Dostoievski. Pero a sus sólidas cualidades interpretativas debemos añadir ahora, a la vista del trabajo que realiza en El jefe del jefe, la ingeniosa y disparatada comedia de Lars Von Trier que estos días se representa en el Teatro Pavón, su increíble versatilidad histriónica.

Gil asume el protagonismo de esta excelente obra del director de cine, productor y guionista danés, adaptada al teatro por Jack McNamara, en una versión al castellano realizada asimismo por el actor junto con Ricardo Hornos, director del montaje. El resultado de este tándem no puede ser más satisfactorio. Frente a la sobriedad de una puesta en escena a cargo de Maxi Vecco, resuelta con la inteligente utilización de un escenario vacío que otorga a la iluminación (Carlos Torrijos) y las proyecciones sobre cuatro paneles situados al fondo el principal foco de interés escenográfico, limitándose el atrezo al empleo de una larga mesa de oficina que adopta diferentes posiciones en el espacio y cuatro sillas, el trabajo actoral ha sido llevado a una suerte de histrionismo -con tintes de bufonada-, magnificado en el personaje de Fernando Gil, que busca amoldarse al disparatado universo y las rocambolescas situaciones presentadas por el autor en su obra.

La acción de El jefe del jefe se construye sobre un ingenioso planteamiento: el dueño de una empresa de última tecnología, que ha mantenido engañados a sus compañeros y socios minoritarios haciéndoles creer en la existencia de un jefe inventado por él, para hacer recaer sobre este la responsabilidad de sus decisiones más incomodas, debe contratar a un actor que interprete este papel cuando, al tratar de vender el negocio a unos inversores chinos, estos le piden que sea el presidente quien firme el contrato, no un subalterno.

Sobre esta mentira se desarrolla una trama en la que el engaño y la ocultación, la ficción y la realidad, conviven en un mundo empresarial donde los intereses particulares, las frustraciones, el medro, las envidias y los deseos afloran como parte esencial de unas relaciones humanas en las que, a veces, aflora, la honestidad. Una denuncia no acre del comportamiento humano, en forma de comedia, que pretende ofrecer una visión crítica de este a través de la risa.

Seis son los intérpretes de esta divertida y original comedia comandada por Fernando Gil en el papel de Cristian, un actor con mucho método que lleva su interpretación del jefe hasta las últimas consecuencias, en el que ofrece un espectáculo de contenido histrionismo lleno de jocosidad; a quien acompañan, en un sólido trabajo actoral, muy compacto y eficiente, Críspulo Cabezas (Gabriel, el hipócrita e inicuo artífice del engaño), Carol Rovira (Merche y la intérprete del comprador chino), Laura Laprida (Lila), Viti Suárez (Jon y Zhang, el comprador chino) y Aure Sánchez (Álex).

El jefe del jefe es una excelente apuesta teatral, que ofrece recursos humorísticos propios de un tipo de comedia no muy habitual en nuestros escenarios. Una buena forma de conocer el trabajo de Lars Von Trier y su peculiar forma de entender la comedia como un divertimento crítico por la vía del humor, que permanecerá en el Teatro Pavón hasta el 26 de enero. No se la pierdan. Merece la pena.

José Luis González Subías


Fotografías: Pablo Lorente

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