"Nada ni nadie" y "El puente al más allá", un viaje al teatro extremeño de la mano de María de Melo Producciones
No es necesario salir de Madrid para conocer el teatro de a pie, ese que se alimenta del hambre de los sueños y sobrevive entre la realidad y el deseo; pero a veces conviene respirar el aire de otras ilusiones alejadas de esta gran urbe, que todo lo engrandece y devora, para encontrarnos con la horma poderosa del viejo teatro, el que cabalga orgulloso y humilde, entre la heroicidad del arte y la dignidad de la supervivencia.
Este fin de semana nos hemos trasladado a tierras extremeñas para encontrarnos con ese otro teatro que también existe, y constituye una pieza fundamental de la vida cultural anónima de este país. De la mano de María de Melo Producciones, hemos disfrutado de unas jornadas mágicas que nos han hecho ser parte de un teatro vivo, muy real, por desgracia muy desconocido, y nos han hecho revivir el espíritu de aquellas viejas compañías de la legua que fueron, y siguen siendo, el único contacto de infinitos municipios de España con el arte de Talía y Melpómene.
En la localidad de Villanueva de la Serena se alza un espectacular Palacio de Congresos, en cuyo no menos imponente auditorio -con capacidad para ochocientas personas- asistimos a la representación de Nada ni nadie, una impactante pieza de Jesús Lozano, coproducida por María de Melo y el consorcio del Teatro López de Ayala para el Festival Internacional de Teatro de Badajoz, donde se estrenó en octubre de 2023. Esta "tragicomedia del poder en el fin de los tiempos", como reza su subtítulo en una verdadera declaración de intenciones que sintetiza su contenido, nos adentra en una fantasía distópica donde dos singulares supervivientes de una hecatombe atómica, cuyo nombre -Mat y Pit- y enfermiza relación nos hacen recordar a muchas otras inolvidables parejas de la historia teatral y nos sitúan en la estela de Beckett, Genet o Arrabal, trasladándonos a un universo dramático a caballo entre el existencialismo, el absurdo y el teatro de la crueldad.
Un sádico juego en torno al poder -y al intercambio de roles en torno a este- y la venganza, a la par que una profunda y desesperanzada reflexión sobre la condición humana que deja poco espacio al optimismo -a lo sumo una resignada aceptación-, es lo que ofrece este contundente y ambicioso texto de Jesús Lozano, apoyado en una puesta en escena de gran altura, dirigida por Jesús Peña (Teatro Corsario), en la que, junto a una escenografía minimalista de gran efectividad donde la arena y la soledad se imponen, cobra especial importancia la iluminación diseñada por Luis Perdiguero.
Jesús Lozano (Mat) y José Antonio Lucia (Pit) realizan un trabajo actoral de muy alta intensidad y calidad. Sus dos estilos -más ampuloso y enfático el de Lozano; comedido y natural el de Lucia-, acorde al carácter de ambos personajes, empastan como una sola voz, llena de fuerza y matices, ofreciendo un espectáculo escénico que conmociona, en una suerte de zarandeamiento de la voluntad y los sentidos, a través de un brillante duelo interpretativo simplemente perfecto.
Pero si la elevada calidad de este producto, digno de representarse en los mejores teatros públicos y privados del país, ya justificó con creces nuestra escapada teatral a Extremadura, todavía pudimos asistir, al día siguiente, a la representación de una producción muy diferente de María de Melo, marcada por el mismo sello de calidad y un tono radicalmente distinto, que nos hizo pasar algunos de los momentos más divertidos que hemos vivido en un patio de butacas. Esta vez la cita era en una población y un espacio más humildes, el nuevo teatro Baldomero Fernández, en la localidad pacense de Valdivia, a catorce kilómetros de Villanueva de la Serena, que, con menos de dos mil habitantes, cuenta con un pequeño teatro, cómodo y perfectamente equipado, con el que soñarían muchas salas de nuestro circuito off de la capital. Ahí se representó Un puente al más allá, de nuevo un texto de Jesús Lozano, a partir de una idea de Conrad Seiler, cuyo subtítulo -"comedia negra para oscuros tiempos..."- delata el sentido "trágico" que subyace en las obras -incluso las más cómicas- de este escritor almendralejense.
Acompañado en esta ocasión por la actriz Inma Cedeño, productora, diseñadora de vestuario, baluarte de María de Melo y compañera habitual de Jesús Lozano en los escenarios, este nos ofrece la mejor versión de sí mismo como actor, en un registro -registros, pues en realidad son muchos- muy diferente al de Nada ni nadie que nos permite comprobar la multiplicidad de este singular y único actor, con un estilo propio, capaz de pasar del grito al susurro, de la delicadeza a la brutalidad, de la lágrima a la irónica sonrisa, sin inmutarse. Actor expresionista donde los haya, Lozano lo dice todo con el cuerpo, con la voz y con una intención que va más allá de las palabras y del gesto. Tras su regio e imponente aspecto -es necesario verle interpretar su Alfonso X-, y un rostro extraído de un siglo que sin duda no es el nuestro -con aires de personaje literario-, se oculta una sorprendente vis cómica que se adueña de la situación y de la escena convirtiéndolo en un verdadero histrión, capaz de rememorar al genuino López Vázquez si es necesario o al mejor actor cómico que se precie. Jesús Lozano consiguió hacernos reír como no recordamos haberlo hecho en años, acompañado en su cometido por una encantadora Inma Cedeño, cuyo personaje, lleno de intenciones, encaja a la perfección con el del caballero construido por Lozano.
Un puente al más allá es la historia de la relación entre dos suicidas, una dama y un caballero vestidos a la romántica -impresionante vestuario de Inma Cedeño, digno de premio-, que, junto al borde de un puente en el que pensaban acabar con su vida, establecen un divertido y ocurrente diálogo en el que afloran multitud de temas de ahora y otrora, marcados por la ironía, la sátira y el gusto por la elegante provocación -no siempre políticamente correcta-, que son el principal aliciente de una trama donde, por encima de todo, se impone el humor y una diversión que es compartida por el público.
La soledad, el tedio, el deseo de amar y ser amado, la desconfianza, y los juegos en torno a los clichés de las relaciones hombre-mujer afloran en esta simpática "sátira intemporal" escrita y dirigida asimismo por Lozano. La efectiva y minimalista escenografía de la pieza -a cargo de María de Melo- dan toda la fuerza de la ambientación al vestuario diseñado por Inma Cedeño, haciendo recaer de nuevo sobre el texto y la interpretación de los actores todo el peso del espectáculo.
Un fin de semana, en fin, que nos hizo regresar a la gran ciudad exhaustos, pero llenos de teatro, de muy buen teatro; un teatro que merece ser conocido y el apoyo de quienes, de un modo u otro, nos dedicamos a la divulgación y el estudio de nuestra escena. Almendralejo, Villanueva de la Serena, Valdivia... y tantos otros pueblos, también existen para el teatro, como el teatro existe -o debe existir para ellos-; al igual que actores como Jesús Lozano, José Antonio Lucia o Inma Cedeño, gentes de la escena que representan el mejor y verdadero espíritu de su profesión; y compañías como María de Melo, cuyas producciones, dignas de las mejores plazas, merecen ser conocidas. Ojalá estas palabras contribuyan de algún modo a dar visibilidad a su trabajo; o, al menos, a rendirles el tributo de respeto y reconocimiento que merecen.
José Luis González Subías
Querido José Luis,
ResponderEliminarLeer tu crítica ha sido un regalo. No solo por el análisis detallado de Nada ni Nadie y Un Puente al Más Allá, sino por la sensibilidad con la que has captado la esencia de nuestro teatro. Es difícil expresar con palabras lo que significa para quienes trabajamos desde la periferia recibir una mirada tan generosa y profunda sobre nuestro esfuerzo.
Hablas de un teatro que "cabalga orgulloso y humilde entre la heroicidad del arte y la dignidad de la supervivencia", y no puedo imaginar una mejor manera de describir lo que hacemos en María de Melo Producciones. Llevamos el teatro en la piel, lo vivimos con cada función, con cada viaje, con cada escenario que pisamos. Que alguien como tú lo valore y lo reconozca es, sin duda, una inyección de energía para seguir adelante.
Gracias por haber venido, por haber compartido con nosotros este fin de semana de teatro, cultura y amistad, y por dedicar tu tiempo a escribir estas palabras que nos llenan de emoción. Espero que nuestro teatro siga encontrándose con tu mirada en el futuro.
Con todo mi cariño y gratitud,
Inma Cedeño
Para mí ha sido un verdadero honor. Gracias a vosotros por vuestra generosidad, vuestra entrega y vuestro arte.
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