Juan Carlos Pérez de la Fuente vuelve a Fernando Fernán Gómez, para recordarnos que la palabra siempre es la mejor de las aventuras
Más que una aventura, lo que Juan Carlos Pérez de la Fuente ha querido ofrecernos en esta maravillosa versión teatral inspirada en el discurso de ingreso de Fernando Fernán Gómez en la Real Academia Española, hace más de veinticinco años, es un elogio tanto al autor de este -cuyo nombre luce con orgullo el teatro donde acaba de estrenarse- como al motivo sobre el que aquel versó: la palabra.
Pero muy cortos nos quedaríamos con considerar La aventura de la palabra, el exquisito montaje que desde el 27 de mayo se representa en la Sala Jardiel Poncela del Teatro Fernán Gómez, una simple evocación emotiva de un hombre y la defensa de una abstracción intelectual, porque sin dejar de ser ambas cosas, la precisa, inteligente e impoluta versión dramatizada del texto escrito por Fernán Gómez, obra de Raúl Losánez, es asimismo una excelente obra de teatro. Si el discurso del célebre actor -no olvidemos que también escritor y buen dramaturgo- es un bello e ilustrativo viaje -o aventura, como prefiere llamarlo- donde la palabra se erige en protagonista y personaje activo de un recorrido en el que nos presenta su evolución e importancia a los largo de la historia de la humanidad, y muy concreto del teatro, Losánez ha tenido el acierto de construir una adaptación que se sostiene por sí misma, impecable desde el punto de vista de la construcción formal y la elaboración del discurso dialógico.
Una construcción dramática que crece y se apoya en una dirección magistral de Juan Carlos Pérez de la Fuente, quien hace visibles todas las posibilidades escénicas de un texto de alto nivel cultural -cuyo contenido puede incluso resultar complejo en ocasiones para quien no esté iniciado en la filología-, y es capaz de materializar la abstracción en un cúmulo de escenas y situaciones perfectamente engarzadas, llenas de ritmo e interés, gracias al empleo de todos los recursos que le otorga el arte de la puesta en escena: movimiento actoral, juego con la iluminación (diseñada por José Manuel Guerra), utilización de todos los espacios posibles, sentido simbólico y sensorialidad del color, capacidad sígnica del espacio sonoro (a cargo de Ignacio García), bailes con el silencio... Una verdadera lección de dirección escénica. Pérez de la Fuente, creador asimismo de la escenografía -fabuloso ese universo blanco, precelestial; especie de limbo donde la realidad es tan etérea como las desniveladas formas de los muebles- y el vestuario del montaje, consigue dotar al texto de una atmósfera de ensoñación, llena de verdad y vida, y hace brillar las palabras e ideas que encierra tan entrañable y necesario discurso nacido de la razón y el sentimiento, o del sentimiento apoyado en la razón, esto es, en el logos o el verbo; es decir, la palabra, marca ineludible de nuestra humanidad y de nuestra dimensión divina, al ser capaces de crear a partir de ella.
Fernando Fernán Gómez, el ponente, a quien da vida Nancho Novo en una memorable interpretación absolutamente creíble, medida e intensa, no es en realidad el protagonista de esta bien trazada historia que muestra su fragilidad y temor ante la página en blanco y la elaboración de ese discurso, casi decisivo en su vida, preludio de su próximo final, sino la palabra, que tanto se le resiste en ese crucial momento y a la que ha servido durante toda su vida. Marta Poveda es la encargada de hacerla corpórea y audible, con toda la magia y sensual elegancia que esta excepcional actriz, cuya envidiable preparación le permite afrontar los más variados retos y registros, es capaz de mostrar en escena. La interacción y complicidad entre ambos actores-personajes es perfecta.
Un texto de gran calidad, una dirección de premio, dos interpretaciones de lujo y un montaje perfecto es lo que encontrará quien se adentre en La aventura de la palabra, que permanecerá en la Sala Jardiel Poncela del Teatro Fernán Gómez hasta el 22 de junio. Una obra absolutamente recomendable. No se la pierdan.
José Luis González Subías
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