Ignacio García May vierte una profunda reflexión sobre los límites y la relación entre realidad y literatura, en "Esencia", un montaje dirigido por Eduardo Vasco


Acaba de estrenarse en el Teatro Español una gran obra; de esas que quedan en el legado de la historia como ejemplo de lo que es un buen, magnífico, texto dramático. También literario. Sí, porque Esencia, la última obra teatral del dramaturgo madrileño Ignacio García May es toda una lección de lo que José Carlos Plaza denomina "teatro profundo", ese tipo de piezas, eminentemente literarias, nacidas no para estimular los sentidos, sino el pensamiento.

Esencia
 es sin duda la obra de un dramaturgo experimentado, expresión de una madurez sostenida sobre una sólida y consolidada trayectoria, ligada al conocimiento de la literatura dramática y a la creación teatral. En ella, el autor vuelca, a través de una intrincada trama entre dos personajes, que se va enredando y desarrollando de una forma prodigiosa, sus propias inquietudes respecto al sentido y la razón de ser de la literatura, y sobre la intrínseca -o no- relación de la ficción inherente a esta y la realidad -la verdadera realidad, con mayúsculas-. ¿Cuáles son los límites de la Realidad? ¿Es la literatura un reflejo ficcionado de esta, o su inspiración rectora?

García May
construye un texto eminentemente literario, donde la palabra y el diálogo -exclusivamente entre dos personajes- lo es todo. Cecil (Joaquín Climent) y Pierre (Juan Echanove) se han encontrado -¿casualmente?- en un restaurante, adonde el primero ha acudido para entrevistarse con un afamado escritor, autor de una única y exitosa novela, del que nada se sabe, ni tan siquiera su aspecto. La elevada formación cultural de ambos -escritores y profesores universitarios-, viejos amigos que llevan muchos años sin verse, propicia que su conversación adquiera pronto una profundidad y un interés que atrapa enseguida al público -a punto he estado de escribir "lector", pues se trata de una obra que reclama a gritos su lectura-; o al menos a un público interesado en este tipo de propuestas escénicas, que podemos imaginar de cierta cultura. En cualquier caso, las insinuaciones o afirmaciones lanzadas en el texto, su componente misterioso, la intriga en torno a la identidad de ese anónimo personaje que se espera y no se sabe si está ahí... junto con la excepcional interpretación de dos grandes actores como Juan Echanove y Joaquín Climent, son suficiente atractivo como para fascinar a cualquier espectador.
   
Es esta, por tanto, una obra de muchos registros; capaz de seducir por múltiples y variados aspectos, todos ellos ya mencionados. Me gustaría llamar la atención sobre la muy interesante escenografía planteada por Carolina González, que posee el acierto de estar sin ser apenas notada, pero sí sentida: una suerte de tabique frontal, con algunos espacios abiertos que podrían ser ventanas; pura sugerencia... Tabiques que se multiplican y repiten al fondo, a medida que avanza la acción, de manera imperceptible, otorgando una profundidad al espacio, y un sentido onírico, que lo aleja cada vez más de la realidad. Por su parte, la iluminación de Miguel Ángel Camacho queda aún más diluida en el conjunto, sirviendo de apoyo a la creación de esta atmósfera que focaliza la atención en las palabras y en la interpretación de Climent y Echanove.

Eduardo Vasco, director de esta intensa, seria y medida propuesta teatral, de hondo contenido, en la que se vierte una profunda y personal reflexión de Ignacio García May sobre los confines y la relación entre realidad y literatura, ha creado una excelente puesta en escena marcada por la sobriedad, la contención y la medida del tiempo, aportando a la acción el ritmo necesario para sostener una trama construida a partir del permanente empleo de la palabra.

Estrenada el 14 de octubre, Esencia permanecerá en el Teatro Español hasta el 9 de noviembre. No se pierdan esta inquietante obra de García May, que les mantendrá pegados a sus butacas y les hará pensar. No es mal ejercicio. En mi opinión, se trata de uno de los mejores textos teatrales de esta temporada.

José Luis González Subías


Fotografías: Javier Naval

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