"Coronada y el toro", una ensoñación farsesca y furiosa de Francisco Nieva, en las Naves del Español
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Tenía que ser Nieva, nada menos que Francisco Nieva , quien resucitara para recordarnos que somos mortales, que no hay nada nuevo bajo el sol y que, para subir un peldaño, siempre otros previos deben conocerse. Una buena lección de humildad, apropiada para quien piense que está a la última por el mero hecho de haber nacido después. A veces conviene mirar al pasado para descubrir un aire, un soplo o un vendaval verdaderamente arriesgado, heterodoxo, revolucionario y herético, en el más completo y sanador sentido de estos términos. Y es que el señor Nieva, quien lo fue todo en la vida escénica española tras el despertar democrático de este país, corre el peligro, como tantos otros dramaturgos de nuestro cada vez más lejano -siendo tan cerca- siglo XX, de quedar relegado al olvido donde habitan con la señora Tártara nuestros grandes referentes literarios y culturales pretéritos. No había vuelto a llevarse a un gran teatro un texto de Francisco Nieva desde que Guillermo Heras -el pasado do...